Resucitar a Ñandejára Guasu

Paraguay es uno de los pocos países que no da importancia a sus monumentos y edificios históricos. Esto quedó demostrado en varias ocasiones, como en el caso de los templos de Yaguarón y San Joaquín, que por años estuvieron abandonados y restaurados a duras penas. Están los sitios históricos donde se libraron batallas de las guerras que también están abandonados.

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A esto se suma ahora el templo de Ñandejára Guasu, un patrimonio histórico del distrito de Piribebuy, que merece ser cuidado, pero no está siendo valorado y cae a pedazos.

El templo Dulce Nombre de Jesús, Ñandejára Guasu, necesita de una urgente intervención porque la estructura edilicia ya está muy antigua, tiene desprendimiento de tejas, goteras y encima termitas.

La situación edilicia de esta iglesia preocupa a la ciudadanía, pues hace muchos años se tuvo que haber reparado; sin embargo, debido a que el edificio corresponde a un patrimonio cultural, para ejecutar su restauración completa se requieren de varios procesos que las autoridades nunca le prestaron atención. O al menos eso es lo que demuestran porque hasta ahora no han iniciado ningún proceso de reparación. Tanto es así que el tiempo ya pasó factura al templo. Luego del último temporal, el lado izquierdo de la iglesia tuvo que ser clausurado por peligro de derrumbe.

El presbítero Alcides Mendoza relató que el problema de la pésima condición de la estructura del templo es algo que vienen arrastrando hace varios años. Lamentó que se haya tenido que llegar a este punto y pidió a las autoridades responsables que salven al monumento.

En la parte lateral se tienen varias goteras y cada vez que llueve el predio se vuelve prácticamente un arroyo. ¿Qué se espera para accionar? ¿Por qué los encargados no le dan importancia a lo nuestro? Es lo que muchos se preguntan.

Ante esto, las instituciones (Obras Públicas y Ministerio de Cultura) aún no se hacen presentes para resolver la situación. El templo tiene hundimiento de los pilares, goteras, termitas, desprendimientos de las tejas y las vigas.

También las paredes están ajadas, se van cayendo, y el soporte que se mandó colocar en el año 2019 ya se está hundiendo.

En fin, el santuario nacional está abandonado y, si no se gestiona con rapidez un trabajo de restauración completo, se podría lamentar el derrumbe del mismo.

Si Ñandejára resucitó para los creyentes, los actuales creyentes no deberían permitir que su templo se destruya, por tanto hay que hacer resucitar al templo de Ñandejára Guasu.

faustina.aguero@abc.com.py

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