“Espero que la prensa me ayude en este compromiso que tengo para enfrentar esta difícil situación en la que se encuentran los centros penitenciarios de nuestro país y podamos retomar, en poco tiempo, el cien por ciento de ese control de las cárceles, con presencia del Estado " dijo en conferencia de prensa.
Por una parte es bueno que el ministro modere su discurso optimista acerca de que las cárceles están bajo control. Por otra, esto no hace más que confirmar que las penitenciarías se convirtieron hace un buen tiempo en una bomba de tiempo.
Solo durante la semana que pasó ocurrieron hechos trágicos, sin explicación alguna, así como se detectó cómo los reclusos hacen lo que quieren.
El pasado lunes, en la cárcel del Centro de Rehabilitación Social de Cambyretá murió un joven de 22 años, por causas desconocidas hasta el momento.
Sin embargo, fuentes penitenciarias tienen informaciones de que se habría tratado de una ejecución con inyección letal.
Esa cárcel tiene una población integrada por el grupo Primer Comando da Capital de Brasil, con adherentes en Päraguay.
Este joven que debía cumplir su condena en enero próximo sería simpatizante del Clan Rotela, grupo que maneja la cárcel de Tacumbú y que es antagónico al PCC.
Dos días después se informaba de la muerte de una joven que había pasado la noche con un recluso, en el sector de la privada de Tacumbú. Un primer diagnóstico habla de un infarto .
En ambos casos, no se hizo el menor esfuerzo por indagar las reales causas de muertes.
Ese mismo miércoles, las autoridades intervinieron la cárcel de Misiones y entre otras cosas encontraron un teléfono desde donde realizaban extorsiones, con el perfil del comandante de la Policía Carlos Benítez,
El viernes. en un allanamiento realizado por dos fiscales y policías antisecuestro se detectó en la cárcel del Buen Pastor que Carmen Villalba, considerada líder del EPP, tenía tres celdas a su disposición.
Para rematar, se supo en la misma semana que un recluso de la cárcel del Centro Educativo de Itauguá, imputado por matar a un policía, logró su traslado a Tacumbú, tras amenazar al director del CEI, para estar con los miembros del clan Rotela.
Una semana de descontrol penitenciario, una muestra más de quiénes en realidad mandan en las cárceles del país.