A la expectativa

Muy intrínsecamente ligado a la condición humana es el hecho de crearse las personas expectativas, parecidas a las ilusiones, pero a diferencia de éstas, ligadas a una posibilidad razonable de que algo suceda. En ese mismo sentido, según sean estas posibilidades más concretas o razonables, serán las expectativas en cuestión más o menos reales, siendo una virtud de las personas prudentes atenerse a esto último, para evitar sufrir decepciones.

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Siempre las expectativas van precedidas de hechos o promesas que sientan la base sobre la que se sustentan; por eso es perfectamente entendible la ansiedad de los niños en la víspera del Día de los Reyes, de los fanáticos de un club de fútbol cuando su equipo juega una final o de los miembros de una familia cuando llegan las vacaciones y en la sala aparece un folleto de un sitio turístico en playas brasileras: La naturaleza humana precisa de la ilusión, de poder aferrarse a la idea de que algo bueno va a ocurrir, y de motivarse sintiendo que aquello estará a su disposición en algún momento aún por llegar.

Del mismo modo y por las mismas razones, la sociedad paraguaya está expectante en relación a acciones concretas inmediatas, como así también a mediano y largo plazo comprometidas por el nuevo Gobierno. La ilusión, totalmente válida, se generó a partir de una campaña política sustentada en discursos positivos centrados en un enfoque hacia las posibilidades y oportunidades, dejando de lado la consabida -y perimida- crítica al rival de turno como arma principal para atraer los votos. Y esta mayoría que eligió creer en esa propuesta renovada y distinta, hoy está esperando que sus ilusiones, por demás razonables, empiecen a cumplirse.

De pronto, parecería que algunos despegues en falso se empeñaran en nublar el horizonte: La rimbombante baja del precio de los combustibles, anunciada a tambor batiente, fue solo una alegría efímera para los usuarios. Al cabo de pocos días, los emblemas volvieron a reajustar los precios a los niveles iniciales, o incluso por encima. Y al primer error de no explicar cómo se pudieron bajar los precios, se sumó el segundo de no aclarar tampoco porqué volvieron a subir. Tampoco colaboran a generar tranquilidad los conflictos generados a causa de la hidrovía con la Argentina, que están derivando en consecuencias incómodas e incluso pueden empeorar.

Una de cal y otra de arena: La postura firme para detener el contrabando desde Clorinda es plausible, tanto por sentar una posición desde el Gobierno como así también por el efecto ejemplificador. La reacción ante los cierres de ruta fue oportuna y correcta, tanto en las acciones iniciales como también en la negociación posterior. En proceso ahora la regularización del modo en que esta gente trabajó siempre, enorme desafío sin dudas, como los es igualmente cerrar todos los accesos de mercaderías en forma irregular al país. Para esto, las autoridades deberán tener la espalda y cintura necesarias, y estamos expectantes a ver si tienen uñas de guitarrero para hacer frente al tema.

Con una cómoda mayoría en el Congreso, los proyectos de ley necesarios para hacer reformas importantes corren “como por un caño”, evitándose por un lado las dilaciones a que nos tienen tan acostumbrados los legisladores, más preocupados en sus pulseadas políticas que en dictar leyes que beneficien al país. Por otro lado, vemos con desconfianza el nombramiento de personas en puestos claves de distintas reparticiones (llegue aquí una mención especial a los famosos Consejeros de ambas binacionales, cotizado coto de caza y premio a los amigos que se quedaron sin cargos). Entendemos que el cimiento político que precisa el Ejecutivo debe ser sólido, pero el tan pregonado “cambio desde adentro” como que no se empezó a percibir aún.

No queremos ni nos conviene actuar en la incertidumbre, y centrar nuestra expectativa en supuestos que no nos agradan ni terminan de convencer, solamente por ser los únicos eventualmente posibles. Estos “premios consuelo” solamente tendrán como consecuencia -a cortísimo plazo- enormes decepciones, con el consiguiente desgaste de imagen para el Gobierno Central, que necesita imperativamente resultados positivos de relevancia para mantener su posición de ventaja.

Como en las eliminatorias mundialistas –aunque esperamos que con mejores resultados que los obtenidos hasta ahora-, el país entero está esperando ansioso el centro bien colocado que le permita tomar impulso y meter el golazo que la sociedad con todos sus componentes, desde los diferentes ámbitos de acción e interés, están necesitando desde hace demasiado tiempo. Paraguay está a la expectativa, y merece que se cumplan los compromisos asumidos.

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