Paraguay es un país rico en talento humano, recursos naturales y futuro. Sucesivos gobiernos, atados a proyectos de atraso y enriquecimiento de unos pocos, no han permitido que este gigante resurja, y que su riqueza sea alimento para todas las paraguayas y paraguayos.
Existen puntos de inflexión en el camino al desarrollo. Actualmente nos encontramos en uno de ellos. Con un bono demográfico -es decir, importante población joven para sacar al país adelante- y un bono energético -importante cantidad de energía para el desarrollo-, este es un momento único. Cómo se encaminen las decisiones, marcará si damos un salto para adelante, o una vuelta carnero para atrás.
Uno de los problemas que arrastra nuestro sistema político es que, quienes toman las decisiones, no son quienes necesitan esas decisiones. Quienes deciden sobre la salud pública, tienen seguros médicos privados. Quienes deciden sobre el transporte público, se movilizan en autos privados. Quienes deciden sobre la tierra, no la trabajan. Y así.
“Más y mejor democracia”
Nuestra Constitución Nacional establece en sus declaraciones fundamentales, parte I, artículo 1°, que la República del Paraguay es libre e independiente, y que asume como forma de gobierno la democracia representativa, participativa y pluralista.
En su artículo 2°, detalla que la soberanía reside en el pueblo. En su artículo 3°, establece el sistema representativo, y a lo largo del texto de la Carta Magna, limita de forma importantísima la participación, haciendo que la misma se encuentre a merced de la decisión final de los representantes.
Por ejemplo, se establecen como mecanismos de democracia participativa al referéndum y la iniciativa popular, pero los mismos deben ser aprobados por el Congreso. No se establece el ballotage, ni la revocatoria de mandato, ni la legislación directa, como en varios países de Europa, América y otras latitudes.
Así, la posibilidad de participación de la ciudadanía, en nuestra democracia, se encuentra en gran medida ceñida al nivel de organización y acción que la misma tenga, para movilizar la voluntad política de quienes tienen la lapicera, porque la misma no la tiene el pueblo.
“Sepamos entender las señales”
Es sabido que la ciudadanía está harta, y que los problemas que tenemos como país se siguen arrastrando, con parches y sin soluciones de fondo. Cada inicio de un nuevo gobierno trae la ilusión, y para algunos la esperanza, de un cambio de fondo.
Sin embargo, la historia nos ha demostrado que la única garantía del desarrollo y la soberanía es la ciudadanía. No podemos pedir peras al olmo. Aunque la corbata sea gris, el color de la corrupción y del crimen organizado la atan de atrás. Es en nuestra cancha donde está la pelota, ante este inicio de nuevo gobierno.
Peña dijo que el consenso debe ser obligación, y remarcó varias veces la necesidad de diálogos y consensos para tomar las decisiones. Le tomamos la palabra.
Que el consenso sea obligación, entre todas las paraguayas y paraguayos, y que, con los pies puestos en el día a día de nuestro pueblo, desde la ciudadanía impulsemos los cambios que necesitamos, en este momento único de nuestra realidad nacional.
* Politóloga, docente e investigadora. Especialista en desarrollo. Masteranda en Dirección de la Gestión Pública. Integrante de la Campaña Itaipu ñane mba´e. @cvuyk. ceciliavuyk@gmail.com