Demasiado PNUD

El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es una agencia multilateral que lleva años en nuestro país y no para bien. De hecho es, desde hace bastante tiempo, un mecanismo para que nuestros más altos empleados públicos pisoteen nuestra ley de Contrataciones, nuestra ley de Función Pública y, sobre todo, nuestra gobernanza con responsabilidad política ante el pueblo paraguayo.

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El gobierno que se inaugura la semana que viene prometió en campaña, y luego de ella, que pondría punto final al embate del globalismo en nuestro país pero, uno a uno, los nuevos designados por Santiago Peña van apareciendo en sendos compromisos con el PNUD, arrojando graves dudas sobre la sinceridad de su compromiso.

Empiezo con el tema de la gobernanza, para que se entienda mejor.

El PNUD es el agente mediante el cual demasiados proyectos oficiales de nuestra República son, en realidad, contratos encubiertos con las empresas autodenominadas “organizaciones no gubernamentales” (ONG), que ahora también engañan con el seudónimo “sociedad civil”, aunque no representen sino a sus financistas extranjeros.

No solamente se encubren los contratos, sino que mediante “acuerdos” se entrega la gobernanza (el poder de tomar decisiones, incluso el de administrar) de nuestros asuntos a estas empresas, las ONG. Hemos llegado al colmo en que estos “acuerdos” terminan en leyes que ponen a estas empresas como órganos de aplicación, en una delegación del poder de Policía del Estado absolutamente prohibida por el Artículo 3 de nuestra Constitución.

Entre paréntesis, todo lo anterior en completo acuerdo con el proyecto autoritario denominado “gobernanza 4.0″ del Foro Económico Mundial, totalmente incorporado por Naciones Unidas.

Asegurado así el control, el PNUD usa su posición para usar dinero del pueblo paraguayo al margen de la ley de Contrataciones, entregando contratos en “concursos” privados, no auditables por las instituciones republicanas, que benefician en particular a los funcionarios que prestan sus nombres.

Y con esos instrumentos, además, pueden contratar, a ser pagados con dinero del pueblo, pero al margen de la ley de la Función Pública, a los amigos y paniaguados que de ese modo se convierten en una bien pagada “élite” que dirige cada vez más asuntos que afectan nuestras vidas, sin ningún control democrático.

Ruego y suplico a la representante del PNUD que sostenga en público que alguna de las cosas que acabo de mencionar es falsa. Por favor. Para clarificar el tema.

Todo el esquema está protegido por el estatuto diplomático del PNUD, salida genial que encontraron para blindarse ante nuestra justicia y ante nuestros institutos de control.

No hay en nuestro país un agente más dañino para nuestra democracia que el PNUD. Es una señal ominosa, alarmante, que el nuevo gobierno se muestre entusiasmado con el PNUD, porque indica que sus promesas fueron solo eso, promesas.

evp@abc.com.py

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