En la lista de los sucesos más “rankeados” figuran los asaltos “tipo comando”, ataques de motochorros a trabajadores, atracos a turistas, robos domiciliarios y hurtos varios, solo por citar algunos.
La ciudadanía no se ha quedado callada ante esta situación. Representantes de gremios comerciales y de comisiones vecinales cuestionaron por todos los medios la tibia actuación policial; e incluso se reunieron con autoridades para mediar mecanismos y disminuir la ola de inseguridad que se siente con mayor fuerza en el área metropolitana, que componen Ciudad del Este, Presidente Franco, Minga Guazú y Hernandarias.
Pese a las mesas de trabajo conformadas, no había respuestas de la policía, en referencia al actuar delincuencial que se iba fortaleciendo. Hace 15 días, aproximadamente, la máxima autoridad decidió dejar la sordera de lado y escuchar las quejas. En ese sentido, envió a un equipo interventor a la Dirección de Policía del Alto Paraná para verificar el sistema de trabajo.
En respuesta, el comando institucional concluyó que se debía modificar la estructura en la jefatura altoparanaense, que derivó en la barrida de la cúpula policial, que estaba siendo ocupada por el comisario general Carlos Ávalos, como director de Policía, y el comisario principal Osmar Campuzano, como jefe de Seguridad Ciudadana.
Desde la semana pasada, la Policía del Alto Paraná está al mando de nuevas autoridades. El comisario general Blas Vera y el comisario principal Carlos Acosta tienen la difícil tarea de implementar una estrategia de trabajo que sea efectiva y que brinde garantías a la ciudadanía.
Se espera que los nuevos jefes no se atornillen a sillas de oficina y propicien encuentros con los sectores más afectados, a fin de conocer de cerca la realidad.
Trabajar en colaboración con la gente es vital para lograr los resultados esperados. Hay una gran expectativa, en la espera de que la escoba nueva barra bien.