El goteo para pasar el puente

El lunes pasado, una Asociación de Comerciantes del nuevo circuito comercial de esta ciudad formalizó una denuncia ante el ministerio público por el supuesto delito de “cohecho pasivo” (cobro de coimas) que se estaría dando en la cabecera del puente internacional, para permitir adelantamientos indebidos en la fila de vehículos que cruzan a la vecina ciudad de Posadas (Argentina).

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La denuncia, planteada contra personas innominadas, podría tener una eficacia comparable con el propósito de “pescar con mazo”, como dicen los españoles cuando se pretende atrapar un pez usando un garrote, pero al menos tiene el mérito de plantear, por primera vez dentro de las formalidades de la ley, una denuncia contra una situación que se volvió insostenible, y provoca un impacto negativo para la ciudad, con el consecuentemente desaliento a la venida de turistas compradores que oxigenan al comercio formal, ese que paga impuestos y da fuente de ocupación a sus trabajadores.

Pone en “en blanco y negro” la imagen que proyectamos en nuestra principal puerta de entrada. Imagen que contrasta groseramente con la que observamos en la otra punta del puente, y que nos pinta de cuerpo entero como país “kachiãi”, donde impera el mbarete, el pokarë, el ñembotavy, el desorden, la suciedad y la más rampante impunidad, entre otros “ornamentos”.

Como decía un comerciante, en el puente se instaló una suerte de “mafia” que administra a su antojo el paso. Los llamados “pirañitas” y sus presuntos mentores, los “paseros” dedicados al tráfico de combustibles, quienes emplean una red de comunicación para facilitar los adelantamientos tanto en el acceso al centro de frontera como sobre la misma calzada del puente.

Todos los desmanes posibles ocurren ante la desidia cómplice de los responsables administrativos del paso fronterizo. Para nadie es un secreto que el gran negocio del momento, que alimenta a ese monstruo que se devora toda posibilidad de convivencia pacífica entre usuarios del puente, deja su “goteo” en muchos puntos a su paso.

Menudo trabajo le espera a la fiscal Raquel Bordón –en cuya unidad fue a parar la denuncia– para “pillar con la mano en la masa” a los infractores y someterlos a la justicia.

Si bien la problemática en el paso fronterizo excede, y por mucho, un abordaje desde el ámbito estrictamente penal, podría ser esta la vía por donde comenzar la imperiosa tarea de poner coto a una situación que desborda todo límite de tolerancia y alienta a la violencia.

jaroa@abc.com.py

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