Seguridad aplazada

La ciudad de Caacupé, es reconocida como la capital espiritual del país y para muchos es sagrada por ser la casa de la Virgen. Anteriormente, la Villa Serrana era considerada como uno de los lugares más tranquilos donde se podía salir a cualquier hora. Sin embargo, desde hace unos años, las cosas cambiaron. La delincuencia y sobre todo los jóvenes adictos a las drogas han aumentado de forma alarmante.

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En la actualidad se tienen contabilizadas más de 2.000 personas envueltas en el mundo de las drogas, según Narcóticos de Cordillera.

Debido a esta situación los pobladores ya han expresado su inquietud a las autoridades policiales, teniendo en cuenta que la seguridad es un tema preocupante que se debe trabajar en la ciudad.

¿Pero que está pasando en Caacupé? ¿Por qué la seguridad, que debería ser controlada hoy, se ve tan lejana y difícil de lograr? Lo cierto es que pese a las constantes denuncias hasta ahora no existe ningún cambio y a este paso lo único que se puede ver es el crecimiento de la incertidumbre de los habitantes de la zona.

En menos de 15 días, por ejemplo, más de 4 comercios de Caacupé fueron visitados por ladrones y los mismos no perdonan ni una aguja, ya que la mayoría se dedica exclusivamente a robar. Al ingresar a los domicilios se llevan lo que encuentran a su paso y luego los venden para comprar drogas.

Las comunidades más comprometidas por los adictos que se dedican a la delincuencia son los barrios Yvoty, Santa Ana, Buena Vista y San Francisco.

El pasado fin de semana una señora que se levantó temprano un domingo para ir a la iglesia del barrio Yvoty, a las 6:00 de la mañana, fue perseguida por un hombre totalmente drogado que intentó despojarla de sus pertenencias. Afortunadamente gracias a los vecinos la mujer fue salvada, pero el ladrón se dio a la fuga.

La semana pasada se pudo observar a un joven en frente de la Plaza Teniente Fariña drogándose a plena luz del día. Estos son algunos de los tantos casos de inseguridad que aquejan a la ciudadanía y lo peor de todo es que los habitantes de la zona alegan que los propios agentes policiales dicen que no pueden hacer el recorrido de control por falta de dinero para costear el combustible de las patrulleras.

Triste pero cierto, la seguridad es una materia pendiente y aplazada en Caacupé.

faustina.aguero@abc.com.py

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