Resentimiento mutuo

Cada vez se escucha y se siente con más fuerza el “chekuerái” de la corrupta e inoperante clase política, pero lamentablemente ese “sentimiento” es mutuo, entre el pueblo y el político; la gente ikuerái del político y el político de la gente avei. El político busca poder y su crecimiento personal. Ve a la gente en número, como un voto; la gente ve al político en cada elección como una oportunidad de extraer algo de ese dinero que acumula en lo personal durante su “gestión”. Con esta ecuación simple, un voto es igual a una migaja, y viceversa.

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El cambio que tanto predican los políticos y pide el pueblo está lejos. El sistema está podrido y obsoleto, con la misma ecuación de siempre; cambiar voto por incentivo nos lleva a donde exactamente estamos. En estas condiciones es imposible creer que “vamos a estar mejor”. Con la fórmula de siempre es imposible conseguir un resultado diferente.

El político busca el poder, no el servicio. Coloca en la función pública a sus familiares y operadores. Impone su poder con base en cargos, ndoikuaaséi mba’eve del pueblo. A menudo en ronda de tereré uno escucha al político, sobre todo a los que pierden, decir, chekuerái de la gente, en el día “D”, si no le das dinero no te eligen, no importan los “favores que hacemos”; solo piden plata. Son expresiones que siempre se escuchan en el entorno político.

Por otro lado, el pueblo, lo mismo avei, chekuerái de los políticos, votopota javénte ou, ndaipóri ovotava’erã gratis. Son sinvergüenzas, solo van al cargo para robar. En la elección es nuestra única oportunidad de sacar un poquito de ellos de lo que nos roban, no es su plata, es nuestra plata lo que nos dan de nuevo a cambio de voto, es lo que el pueblo dice en su ronda de tereré.

Entonces, ni el pueblo ni el político piensan en las necesidades reales, en el desarrollo, en proyectos, por lo que es difícil creer y empezar el cambio en el país.

Este dilema, entre pueblo y político, con la ecuación de siempre, nos tiene donde exactamente estamos, el político ve en número a la gente; la gente se queja, pero le vota y le pone en el cargo. La situación del país es una corresponsabilidad del pueblo y su voto, y no solo exclusivamente de la sinvergüenza clase política, ijetu’u la sitú, ha sa’i la esperanza de un cambio con esta fórmula.

omar.acosta@abc.com.py

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