Para algún forastero resultaría complicado entender esta especie de interregno en el país durante más de tres meses y medio entre un presidente que cada vez gobierna menos y uno que quiere gobernar pero aún no puede hacerlo.
Más complicado aún si se parte del pensamiento lógico de que por tratarse del mismo partido que permanece en el poder, esto debería asemejarse más a una posta de relevos en la que quien va llegando a su destino le entrega sincronizadamente el testigo a quien ya comenzó a correr hacia el siguiente.
Para quienes vivimos aquí es sin embargo un nuevo pero previsible capítulo de una vieja serie que conocemos muy bien.
El presidente electo, del Partido Colorado, le pide al presidente saliente, del Partido Colorado, que pare todas aquellas licitaciones y contrataciones que no sean estrictamente urgentes. La sospecha es obvia, se está dilapidando dinero público de forma apresurada e innecesaria en este tramo final del mandato de Mario Abdo.
Para muestra el botón del reciente nombramiento de la asesora de imagen de la esposa del Presidente como primera secretaria de la embajada paraguaya en Canadá, una decisión legal desde el punto de vista del cupo político que tiene el Presidente para este tipo de designaciones, pero inmoral desde la larga lista de espera de funcionarios de carrera aguardando ascender a ese rango diplomático.
Lea Giménez, coordinadora del equipo de transición designado por el presidente electo, nos decía esta semana en la 730AM que obviamente no se puede paralizar el país, pero que están recibiendo muchas denuncias de nombramientos, ascensos, recategorizaciones y licitaciones apresurados, citando como ejemplo varios nombramientos en la cancillería, compras de medicamentos para los próximos 3 o 4 años, y varias licitaciones en Essap, Copaco, el Ministerio de Obras, la Secretaría Nacional de Deportes o la Administración Nacional de Navegación y Puertos.
Según la exministra de Hacienda, prácticamente el 70 por ciento del monto total de las licitaciones que lleva adelante actualmente el Ejecutivo puede ser adjudicado sin urgencias ya dentro de la administración del futuro gobierno, por lo que advirtió incluso con la posibilidad de designar en el futuro a un equipo de trabajo que destine tiempo y recursos humanos en detrimento de otras actividades, a revisar las decisiones que se fueron tomando no solo en estos meses sino en años anteriores.
Le insistimos en que es importante entrar en el detalle puntual de cada proceso y exponerlo públicamente para valorar su urgencia o no en la adjudicación del dinero público.
Santiago Peña fue más allá, y públicamente recordó que durante la transición de gobierno de dos grupos políticos incluso diferentes, el entonces presidente Nicanor Duarte emitió un decreto por el que ordenó parar la contratación de personal y las licitaciones públicas antes de la asunción de Fernando Lugo.
“De balde se ponen histéricos” le respondió Mario Abdo, argumentando que no le impondrán un criterio administrativo ya que incluso actualmente hay menos licitaciones en curso que cuando recibió la administración del expresidente Cartes.
Ya sabemos cómo comenzó esta película que nos resulta excesivamente familiar, es previsible entonces anticipar cómo terminará, como una gran pérdida de tiempo para quienes pagaron sus entradas y con el mayordomo acusado del crimen.