Muchas personas de los gremios editoriales, libreros y literarios han trabajado silenciosa e incansablemente durante dos décadas en el anteproyecto, primero, y el proyecto, después, de esta ley que dotará a nuestro país de un cuerpo legal con el fin contribuir con la difusión del conocimiento mediante la promoción del hábito de la lectura y la práctica de la escritura.
El artículo 9 del proyecto crea el Plan Nacional de Fomento del Libro y la Lectura como herramienta de política cultural para cumplir con los objetivos de la ley. El plan busca, fundamentalmente, democratizar la lectura de libros en todos los soportes a través de las bibliotecas públicas y digitales en todo el país; incentivar la edición de materiales bibliográficos en formatos apropiados para personas con discapacidades y velar por su disponibilidad en las bibliotecas.
La aplicación del plan de referencia estará a cargo del Consejo Nacional de la Lectura y el Libro, organismo adscripto a la Secretaría Nacional de Cultura. Para el cumplimiento de la ley, el Estado proveerá un Fondo Nacional para el Fomento de la Lectura y el Libro. El origen de esos fondos está especificado en el referido proyecto.
Asimismo, el documento aprobado por los senadores, que ahora pasará a la Cámara de Diputados, prevé la realización de congresos, foros, talleres y otros eventos sobre la promoción de la lectura, como así también la producción y circulación del libro. Otro propósito de la esperada ley es la organización de concursos literarios como estímulo a la creación en el campo de las letras.
Con el fin de vencer el desconocimiento que existe en el mundo respecto a la literatura y la cultura del Paraguay, la ley instituye la perspectiva de impulsar la traducción de obras nacionales a las lenguas extranjeras capitales, con la finalidad de llegar a los principales centros de difusión literaria. Del mismo modo, se facilitará la presencia paraguaya en las grandes ferias del libro en todos los continentes.
El arte y la cultura suelen acudir a ayudarnos a sostener nuestra autoestima cuando la vergüenza nos abate al ver las nefastas estadísticas señalándonos como un país de analfabetos funcionales o una nación donde la corrupción se ha arraigado hasta tomar carta de naturalidad.
Una ley como esta que ya tiene media sanción será una herramienta esencial para dar una vuelta de tuerca a nuestra mediocre realidad. Mediante la circulación del libro, muchos jóvenes entenderán lo que leen, adquirirán criterio propio, discernirán entre el bien y el mal y podrán convertirse en los líderes que el Paraguay necesita para superar su inveterada historia de infortunios.