Alumnos del tercer ciclo de la Escuela Curuzú Francisco de Villarrica no tienen aulas desde el 2022 por la clausura de todo un pabellón por peligro de derrumbe. Todo el año pasado dieron clases bajo carpas y el intendente Magín Benítez (PLRA) y los últimos cuatro gobernadores (incluyendo al encargado de despacho e interventor) de Guairá se comprometieron a refaccionar y a construir.
Nada ocurrió. En este ciclo lectivo, los niños y adolescentes se negaron a volver a las carpas y hoy en día dan clases en el comedor.
En tanto que la Municipalidad adjudicó un contrato para arreglar el pabellón de la escuela Curuzú Francisco. Pero, el intendente terminó por anularla porque había errores en el llamado. Ahora mismo, el nuevo llamado a concurso ni siquiera se alzó al portal de la DNCP.
Mientras que en la escuela José P. Montiel, de la compañía Tuyutimí, hay estudiantes que dan clases en la biblioteca por el peligro de derrumbe de una sala de clases atacada por termitas. Situación similar ocurre en la escuela Villarrica del Espíritu Santo, con tres aulas clausuradas (reemplazadas por la biblioteca) y el intendente Magín Benítez respondió que tiene presupuesto para refaccionar solo una.
Igualmente, por el momento tampoco se intervendrá, pues el jefe comunal está empantanado en cómo hacer licitaciones en tiempo y en forma.
El intendente apela a las contrataciones directas y a las transferencias a comisiones y -durante toda su gestión- solo llegó a concretar un llamado en forma y de acuerdo a la Ley de Contrataciones. Pero al menos el intendente respondió, ya que los directivos de esta última escuelita aún no fueron recibidos por el último y actual gobernador de Guairá, Carlos Barreto (ANR).
El intendente de Villarrica no tiene un equipo de Unidad Operativa de Contrataciones capaz de preparar un llamado a licitación pública y la Gobernación sigue patas para arriba. Además, todos están pensando en el 30 de abril. Esperemos que luego de las elecciones se concentren en las necesidades que deben atender.