El general Higinio Morínigo gobernaba desde 1940 y apenas se sostenía. En 1946 se formó un gobierno de coalición entre el Partido Colorado, el movimiento del coronel Rafael Franco y los militares. Los dos primeros peleaban por ocupar ministerios. Era un caos.
El 11 de enero, cumpleaños de Morínigo, se reunieron los uniformados con el presidente en Mburuvicha Róga. Los jerarcas militares plantearon expulsar del gabinete a los políticos para conformar un gobierno militar. Morínigo quería que el Partido Colorado siguiera en el gabinete. Había decidido deshacerse de los franquistas por los problemas que le creaban, aunque los franquistas habían resuelto antes retirarse del gobierno.
Sectores de la juventud franquista amenazaban con villarroelizar a Morínigo, aludiendo al presidente boliviano Gualberto Villarroel, quien el 22 de julio de 1946 fue asesinado por una turba en la Plaza Murillo de La Paz, donde su cadáver fue colgado.
El 12 de enero actuaron quienes propugnaban la vuelta del coloradismo al poder. Las cabezas militares fueron el comandante de la Caballería, teniente coronel Enrique Giménez, y el jefe de Policía, mayor Rogelio Benítez; los líderes civiles, Juan León Mallorquín y Felipe Molas López. Acordaron copar unidades militares y apresar previamente a los generales Machuca y Pampliega y al coronel Franco.
El 13 de enero de 1947 Morínigo pegó el autogolpe, arrestó a todo el Estado Mayor y gobernó ya solamente con la ANR y militares incondicionales. Ese día, también, comenzó a incubarse la trágica guerra civil que duraría de marzo a agosto de 1947 y que llenaría de luto y odio a nuestro país.
La ANR está en el poder desde aquel 13 de enero (salvo del 2008 al 2013). Hoy se prepara para sumar otro quinquenio. ¿Lo logrará? Los colorados están engreídos porque le hicieron pito catalán a USA eligiendo a Cartes presidente del partido.
Mr. Ambassador tuvo que reunirse con el delfín de Cartes, Santiago Peña, lo mismo que con Efraín Alegre. Cada cual colegirá el mensaje que más le venga tras estas reuniones. Hasta ahora, el viejo anhelo de USA de imponer la alternancia no rindió mayores frutos.
Washington nunca supo descifrar la lógica colorada ni la vocación de poder que trasluce el 13 de enero. Tampoco ha encontrado una oposición inteligente que secundara su plan. Cuando creyó “matar” a Cartes, solo activó el blindaje colorado mientras los opositores se sentaron a esperar todo del Tío Sam (la extradición) sin poner nada de sí.
Ante esto habrá que preguntarse hasta cuándo durará aquel 13 de enero rescatado por Argaña el memorioso.