Quienes demonizan ahora la donación de 38 millones de euros son los mismos que en el 2020 sancionaron la Ley 6659 aceptando la plata. Hoy demuestran, según se ve, que fueron unos absolutos irresponsables que ni sabían lo que firmaban.
Por otra parte, los cohonestadores de la derogación, extasiados de nacionalismo ultra, señalan que no hace falta donación alguna para proyectos educativos; que con nuestros impuestos basta. Sí, bastaría con nuestros impuestos si los políticos diospatriayfamilia robaran menos.
Según Óscar Stark, director de Administración y Finanzas del Ministerio de Educación, de la donación de la UE, 2.481 millones de guaraníes son para infraestructura, 26.100 millones para almuerzo escolar y 4.063 millones para libros.
Los derogadores de la 6659 aluden: para eso está el Fonacide. ¿Pero qué pasa con el Fonacide? La Ley 4758 del 2012 creó el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo y el Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación. De sus fondos, provenientes de la cesión de la energía de Itaipú al Brasil, el 25 % va para los gobiernos departamentales y municipales con el fin primordial de destinar recursos a infraestructura educativa y alimentación escolar. El manejo de tales fondos en las municipalidades y gobernaciones ha sido casi un fracaso total: o por corrupción o ineptitud. El resultado, niños sin comida.
Sostiene la Memoria Anual 2021 de la Contraloría: 9 gobernaciones y 160 municipalidades no ejecutaron el 30% del gasto presupuestado para almuerzo escolar durante el primer cuatrimestre del 2021, pese a la disponibilidad presupuestaria.
Otros aducen que el MEC no debería dar comida. Concuerdo. Pero hay chicos que en casa no tienen qué comer, y la esperanza está en la comida de la escuela. Esa comida debería llegar en algunos casos vía municipal o de la gobernación, y no llega porque intendentes y gobernadores usan los fondos para su engorde personal.
El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) nos informa que el 20 por ciento de la población nacional vive en la pobreza multidimensional (sin acceso a trabajo y seguridad social; vivienda y servicios; salud y ambiente, ni educación).
Con hambre es imposible que el niño asimile lección alguna. Asimilará resentimientos, odio. Entonces hay que buscar comida. Los diputados condenan la donación, pero protegen a quienes roban plata del almuerzo escolar. Comen ellos, pero no dejan comer a los chicos.
La educación es el puente sobre las brechas sociales y hace de las personas seres libres para decidir su propio destino ante cualquier pretensión de imponerles ideologías a la fuerza.
Hoy, con apenas 3 % del PIB invertido en educación, somos un país semianalfabeto, sin raciocinio suficiente, sitiado por la peor ideología: la ideología del saqueo, que nos arruina desde hace 75 años.