Los organizadores estiman que por la Villa Serrana pasarían unas 4 millones de personas durante el novenario y el octavario que irá hasta el 15 de diciembre. La presencia de toda multitud alegra por el movimiento económico que habrá, pero al mismo tiempo, implica un desafío para las autoridades, porque deberán prever los servicios básicos en salud, agua y seguridad para que esa estadía no tenga contratiempos.
Los organizadores ya presentaron el emprendimiento durante un acto que tuvo lugar el pasado 15 de noviembre. Indudablemente, para lograr el objetivo hay que trabajar en unidad, en conjunto con todas las entidades, de lo contrario, si algo fallan los preparativos, fracasarán.
Por lo que pudimos observar en estos días, se están tomando las medidas para que haya orden en Caacupé; ya se establecieron los lugares de restricción sobre todo para el tránsito. La Policía anunció que desplegará 5.000 efectivos, para resguardar la seguridad.
Sin dudas que la festividad mariana es un acontecimiento que une a la mayoría de los paraguayos. Para los católicos vale la pena la fe. Este año pudimos observar que, desde muy temprano, la gente ha iniciado su visita a la Virgen. En esta edición, Caacupé convoca al reencuentro de los creyentes con la protectora, luego de dos años de incertidumbres por la pandemia.
Este acontecimiento religioso suele ser la caja de resonancia de los problemas nacionales. En ese sentido, el país atraviesa tiempos difíciles de inseguridad, corrupción y descreimiento en sus autoridades. Por tanto, se espera que los predicadores iluminen la realidad para superar los problemas que aquejan a la sociedad.
A partir de mañana, todo un país estará expectante de lo que suceda en Caacupé y, de cara a las próximas elecciones, ojalá también ayude a elegir bien a las futuras autoridades.