Y agregó: “Si el calor del año pasado fue insoportable, me pregunto qué pasaría si esa temperatura se tuviese en forma continuada, vamos a morirnos todos en forma anticipada” (sic).
El material publicado continua diciendo que “El filósofo dijo que la falta de cuidado del medio ambiente nos presenta actualmente un espejo de agua verde, en vez del famoso lago azul de Ypacaraí”.
Lo primero que es evidente es que el filósofo (“Persona versada en el ‘Conjunto de saberes que busca establecer, de manera racional, los principios más generales que organizan y orientan el conocimiento de la realidad, así como el sentido del obrar humano’”) no conoce el lago Ypacaraí ni su historia.
Es obvio que nunca vio el lago, ni ahora ni antes, pues si lo hubiera visto alguna vez sabría que nunca fue azul y que sus desagradables floraciones actuales de cianobacterias y otras algas tienen antecedentes periódicos desde tiempo inmemorial.
No creo que sea muy complicado informarse antes de hablar y creo que no hacerlo sitúa a Silvero no tan cerca de su título de filósofo.
Evidentemente, tampoco se informó demasiado sobre el tema climático, pues si lo hubiera hecho sabría, por ejemplo, que el aumento planetario de la temperatura tiene como efecto cercano no más calor continuo, como dice el filósofo, sino generar extremos de frío y calor.
Y su aseveración de que nos quedan cinco años, como especie humana en el planeta, revela que el filósofo Silvero prefiere los mitos a la ciencia, pues si hubiera preferido la ciencia sabría que la humanidad sobrevivió ya, con mucha eficacia, a anteriores calentamientos globales mucho más pronunciados que el actual, el más famoso de los cuales es el que puso fin a la última glaciación.
Reconozco que el filósofo Silvero tiene seguramente acabado conocimiento sobre las maneras de dar a conocer sus escasamente fundadas posiciones, pero ese talento tiene poco que ver con la filosofía. Hay científicos verdaderos que no logran la exposición de Silvero.
Pero la exposición, aún la más forzada, no garantiza público y mucho menos credibilidad. Y creo que el anuncio del fin del mundo realizado por el filósofo Silvero no provoca más miedo que películas apocalípticas como “2012″, aunque las películas tienen mejor base científica.