Censistas

Y así nada más, el pasado miércoles 9 de noviembre Paraguay tuvo casi siete millones de expertos en procedimientos de recolección de datos, en estadísticas y en diseños de censos. Ante el fiasco del Censo Nacional 2022, con sus narices respingadas y mirando por sobre los hombros, los que se creían expertos sublimaban sus frustraciones y plagueos en los jóvenes censistas que nada tenían que ver con este desastre estadístico.

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“Que por qué con lápiz de papel”, “Que yo le tuve que dirigir”, “Que ustedes no saben nada” " Que debió hacerse así y no asá”, “Que por qué no se usó la tecnología”... además de insultos, maltratos y hasta un asalto fueron las penurias por las que pasaron algunos voluntarios que salieron desde temprano para hacer patria en las calles paraguayas en el marco del Censo 2022.

De un lado y del otro, imputaron a los censistas la responsabilidad que en realidad correspondía al Gobierno. Desde el INE, incluso responsabilizaron a la deserción de “última hora” de muchos censistas. Un argumento poco creíble pues una institución de esa envergadura debió haber previsto planes A, B y C. Más aún cuando se tenía como antecedente el otro fiasco de censo en el 2012, en el que coincidentemente fueron los censistas los que pagaron los platos rotos del patético manejo.

Con este escenario uno podría llegar a creer que en el INE ya sabían de antemano que no llenarían los cupos necesarios para censistas porque hasta casi el último día seguían convocando a interesados. Así también casi a último momento recurrieron a las Fuerzas Armadas que dispuso que unos 1.700 efectivos salieran a las calles a cumplir con este deber.

Los censistas que SI cumplieron, recibieron en compensación el ninguneo institucional. En declaraciones públicas, responsables del INE reconocieron que solo previeron el desayuno para los voluntarios, no así el almuerzo y mucho menos la merienda en un día en que estos no podían “campanearse” porque todo estaba cerrado. Hubo gente que estuvo trabajando hasta después de la hora del censo, en manzanas superpobladas con edificios de departamentos o en barrios populosos.

En este contexto la pregunta recurrente es ¿qué se hizo con los USD 43 millones destinados para un evento tan importante que es obtener la fotografía estadística de un país. Una fotografía que debió haber servido para crear políticas más eficientes. Políticas que, por cierto, a las autoridades no les interesa implementar, por eso han ninguneado algo tan importante como el Censo.

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