Nada nuevo

Mientras que en los países de la región la gente está cada vez más politizada, en Paraguay estamos cada vez más despolitizados, desilusionados. No existe una real euforia por las próximas elecciones presidenciales, ni mucho menos en las próximas elecciones internas del 18 de diciembre. La real disputa de confrontación política por el poder está entre los colorados y liberales. La violencia, el odio, las desigualdades están al orden del día en la sociedad, una vez más y en aumento.

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Si bien existe una parte del Frente Progresista que está haciendo campaña con Euclides Acevedo, por fuera de la Concertación, hay una enorme decepción para muchos y es contradictorio. Hasta diríamos descarado. Mientras, el Partido Colorado viene trabajando arduamente sus bases así como el Partido Liberal.

Existen otros candidatos que tampoco llaman la atención de la ciudadanía. La desigualdad social y el descontento de la gente no logran ser capturados por los diversos grupos de “oposición” que, según ellos, pretenden llegar a la presidencia de la República.

Mientras observamos la disputa electoral entre los colorados y los liberales. El progresismo en este país es de oficina, onda light y testimonial.

Nada nuevo en el panorama político. ¿Qué nos platea el progresismo o la izquierda? Desde lo que podemos observar, nada. Siempre es lo mismo, debates que no conducen a nada, artículos que nadie lee, feria de ropas y comidas, música, hasta plantaciones de arbolitos.

El Frente Guazú con la ausencia de Lugo, dejo un enorme vacío, por las grandes diferencias o viejas disputas que tienen los partidos pequeños que integran el FG. Rivalidades y odio muy característico del sector “progre” o de “izquierda”, que los convierte en pequeñas sectas aisladas del mundo real, de las necesidades reales, haciendo política a su estilo. Entonces, lo que podemos ver es que la gente trabajadora, la gente común, como se dice, no están entusiasmadas por las próximas elecciones, hay como un apagón, un desinterés.

Los Juegos Suramericanos Asu2022 capturaron toda la atención de la ciudadanía, niños, jóvenes y adultos. Un real entusiasmo de apoyar a las competencias. Pero en política vamos muy mal, nada entusiasma, nadie quiere meterse, a nadie le importa. Los principales culpables son los dirigentes políticos progresistas que abandonaron las bases, y se encerraron en su sectarismo. Y se enfocaron en su “Yo”, ‘solo yo importo nadie más’. Hace falta a futuro fomentar amor a la política, un amor más amplio, menos excluyente.

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