Pero no solamente Encarnación y su vecina San Juan del Paraná están en el foco de atención en su condición de subsedes de los juegos olímpicos suramericanos.
A escasos 40 kilómetros de aquí, en la ciudad de Hohenau, también se vivirá un valioso y enriquecedor encuentro de culturas, de tradiciones y de sueños compartidos de vida en armonía entre los pueblos –armonía amenazada a nivel global en estos momentos– con la Fiesta Nacional de las Colectividades que se desarrollará entre el viernes y el domingo próximos.
La Fiesta de las Colectividades es un interesante mosaico donde se puede apreciar, en un mismo espacio y tiempo, aspectos que hacen a la esencia cultural de los pueblos de donde provienen muchos de los habitantes de este departamento, y se amalgaman en una comunidad singular, con un ímpetu y una energía propias.
A quienes visitan Itapúa, en particular los políticos en campaña proselitista, les gusta referirse a Itapúa como “el otro país” dentro del Paraguay, modelo al que aspiran otras comunidades.
Este cosmopolitismo que caracteriza a Itapúa, su nivel de desarrollo económico en el sector agrícola, la agroindustria, el turismo, resultan envidiables comparado con otras zonas del país.
Sin embargo, este “otro país” tiene sus profundos contrastes y sufre las mismas inequidades que padece un amplio sector de la sociedad nacional, con mayor o menor grado de intensidad, en una u otra zona del país.
Lo visualizamos en las calles, con la presencia de mujeres y niños de comunidades indígenas, en la creciente presencia de vendedores en los semáforos, en la proliferación de puestos de venta de combustibles en calles, rutas y plazas.
Son un indiscutible reflejo de la falta de trabajo que sufre buena parte de la población, y de la falta de políticas de Estado que den respuestas a esa realidad, aprovechando ese enorme potencial que tiene este bendecido departamento con un sentido más equitativo y justo.