Genocidio americano

Tras la masacre de los niños mártires de Acosta Ñu que ocurrió el 16 de agosto de 1869 durante la Guerra contra la Triple Alianza (1865-1870), numerosos historiadores y periodistas incluso argentinos y brasileños calificaron al genocidio americano de “hediondo”. Una de las peores barbaries que perpetró el Ejército aliado, bajo el mando de Gastón de Orleans, el conde D’Eu, yerno de Pedro II del Brasil.

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Entre los errores del mariscal Francisco Solano López se puede mencionar el reclutamiento de niños para defender a la Patria. Pero en la época no había ni idea de los derechos de la niñez y la adolescencia de modo que los niños eran presa fácil para el poder político-militar y el enemigo.

El conde D’Eu cometió una barbarie de genocidio en la historia americana. La matanza en Piribebuy, el descuartizamiento del coronel Pedro Pablo Caballero, el incendio del hospital de sangre con unos 600 heridos y enfermos, muertos carbonizados, quedan en la memoria histórica del Paraguay.

En conmemoración a la masacre en Acosta Ñu, con 3.500 muertos, se festeja cada 16 de agosto el Día del Niño en homenaje a los mártires infantes que dieron sus vidas por la Patria.

En la actualidad cabe preguntar ¿qué ofrecen las autoridades y la sociedad en su conjunto a los niños? ¿Reciben buena educación para enfrentar el convulsionado mundo competitivo? ¿O solo se les ofrecen malos ejemplos, vicios, drogas, ultrajes, pornografía infantil, mentiras y desvalores?

Miles de niños viven en la marginalidad y no tienen la protección ni siquiera de los padres y menos aún de otros sectores sociales. A esto se suman la crisis política, la globalización mundial, la tecnología, la corrupción galopante que repercute en la formación negativa de los niños.

Muy pocos estamentos, salvo honrosas excepciones, toman conciencia de la importancia del desarrollo sano de los niños.

Existe una responsabilidad de los gobiernos nacional, departamental y municipal en favor de la niñez y la adolescencia en el sentido de establecer programas educativos, de protección, salud y sana recreación.

Los padres de familia tienen una enorme responsabilidad así como las escuelas y colegios. Pero también la sociedad en su conjunto y en especial las autoridades, quienes están obligadas a ofrecer espacios y el ambiente adecuado para construir un país mejor.

rmontiel@abc.com.py

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