Así, algunos referentes de los dos principales movimientos internos del partido de gobierno coincidieron en elaborar la teoría de que una de las principales potencias mundiales está embarcada ahora en un proyecto para provocar la caída de la ANR.
Más allá de esa elucubración, la decisión de declarar significativamente corrupto a un vicepresidente en funciones no puede sino ser considerada como una bomba por el efecto que generó inmediatamente, con el anuncio de su triple renuncia, al cargo que ocupa, a la candidatura a la que aspiraba, y al resto de su vida política.
Pero además es también una decisión significativa, relevante, que tiene importancia porque representa o significa algo, ya que Velázquez había anunciado que este mes renunciaría al cargo, pero el gobierno estadounidense decidió que la bomba estallase antes de que esto ocurra.
Es, sin embargo, todavía una incógnita el episodio por el que recibió esta contundente descalificación estadounidense.
En el caso del expresidente Cartes, los indicios llevaron a pensar claramente en dos temas: Darío Messer y el avión venezolano-iraní.
Con Messer acopiaron la información durante cuatro años hasta que se produjo lo del avión, que desencadenó en que Estados Unidos acusase a Cartes de obstruir una importante investigación internacional sobre el crimen transnacional para protegerse a sí mismo y a su asociado criminal de un posible enjuiciamiento y daño político, lo que permitió su participación recientemente documentada con organizaciones terroristas extranjeras y otras entidades designadas por Estados Unidos, socavando la seguridad de ese país contra el crimen y el terrorismo transnacional, amenazando la estabilidad regional.
En el caso que afecta al vicepresidente Velázquez hay todavía más datos específicos aunque sin embargo no se conectan, por el momento, con alguna denuncia ya conocida.
Estados Unidos lo acusó de haber utilizado a su cercano colaborador personal y profesional, Juan Carlos “Charly” Duarte, para ofrecer un soborno de más de un millón de dólares a un funcionario público paraguayo para obstruir una investigación que amenazaba al vicepresidente y a sus intereses financieros.
Establece además un período específico: del 2018 a hoy, ya que la resolución habla de la percepción de corrupción e impunidad dentro de la oficina del vicepresidente de Paraguay y de que Duarte abusó y explotó de su poderosa y privilegiada posición pública dentro de la Entidad Binacional Yacyretá, poniendo en riesgo la confianza en uno de los activos económicos más vitales de Paraguay.
Quien quiera relativizar el anuncio apelará al discurso antiimperialista de perogrullo, sosteniendo que en realidad lo que el gobierno de EE.UU. hace es considerar a una persona como responsable de hecho o hechos de corrupción relevantes, pero que la sanción es política y no jurídica, y que se limita a un escrache y a la negativa de dejar ingresar a su territorio a los protagonistas y a sus familiares directos.
Quien quiera sin embargo verlo de forma más amplia y sin camisetas partidarias ni movimentistas tratará de medir el impacto que tiene no solo en las elecciones de forma directa, sino en una relación futura con una de las principales, si no la principal potencia mundial.
Y la posibilidad de que también esto desemboque en procesos judiciales con pedidos de extradición y sanciones económicas contra los afectados.
Lo que es seguro es que quien crea que esto se acabará aquí se engaña. Junto a Rusia y China, los Estados Unidos compiten por el manejo de la información y los datos a nivel mundial.
Desinformados no están.