Con la debida disculpa de los trabajadores que se dedican al tradicional rubro del chipá, esto que la entidad “vende” como un gesto de desprendimiento y oportuna acción social es “plata de chipero”, como se dice, frente a los miles de millones de guaraníes que todos los meses reparte alegremente entre su ejército de planilleros.
La EBY mantiene una clientela de haraganes que vive con sueldos de privilegio sin hacer absolutamente nada, en medio de un pueblo hambreado, y resulta indignante ese gesto de mendicidad disfrazada de acción social a que somete a estas familias necesitadas, tirándoles cada tanto una bolsa de comidas. Esto es una afrenta a la dignidad de un pueblo.
Es un verdadero despropósito que una empresa de tal envergadura como Yacyretá, generadora de tanta riqueza, concebida para supuestamente potenciar el desarrollo de los dos pueblos a los que pertenece la obra pública, mantenga un esquema mendicante en lugar de crear las condiciones para un desarrollo genuino y sustentable de estas familias.
Algún gobierno patriota, alguna vez, debería redestinar ese dinero de la repartija a planilleros para financiar programas de desarrollo, reales, genuinos, y no mascaradas para la repartija de plata entre compinches, como los famosos “ñemity” y otras por el estilo.
Obviamente, ese modelo ha sido y siclientelar gue siendo un buen reaseguro cuando los paniaguados políticos que llenan las planillas de la EBY salen a pedir votos para ocupar cargos públicos.
Cuántos de quienes hoy están en cargos electivos podrán afirmar sin sentir algo de vergüenza que llegaron al cargo gracias a los “kits” repartidos oportunamente en tiempos de elecciones.
O quienes pagaron sus campañas políticas y el alquiler de voluntades mediante las famosas “OC” que con tanta generosidad la empresa binacional reparte entre los “lideres” políticos que con sueldos de la EBY se dedican a tiempo completo a “hacer política”. Y así nos va.