El Proyecto es ilegal por desacato a los cuarenta y cuatro artículos, es subversivo porque pervierte el orden jurídico en el sector educativo, es escandaloso porque lo pretenden imponer con ley, precisamente quienes dicen que están organizando y mejorando la educación; y lógicamente para los ciudadanos demócratas y con sentido común, es inaceptable.
La Constitución Nacional está violada en los artículos 73, 74, 75, 76, 85, 2, 28, 53, 113, 115 (inciso 13) y 18 de las disposiciones finales. De la Ley General de Educación violan también total o parcialmente los artículos 1, 3, 7, 9, 10 12, 16, 19, 20, 22, 79, 92 a 107. De la ley Orgánica del MEC violan los artículos 22 al 25 y de la Ley del Código de la niñez los artículos 70 y 71. Además la Ley 5282 de la Transparencia y acceso libre a la información de las instituciones públicas.
Al mismo tiempo que incurren en la escandalosa violación constitucional y legal, inciden en evidente y grave lesión a la ética jurídica, la ética cívica, la ética social y profesional. No transforman la educación, la destruyen, manteniendo los problemas más graves que tiene y añadiendo otros.
Junto al caos jurídico y la devastación ética hay que incluir el muy bajo nivel profesional del Proyecto. Con las comunidades de aprendizaje nos quieren reducir a la enseñanza-aprendizaje, eliminando las comunidades educativas (mandato de la Constitución y la Ley) y su misión de educar, promover el desarrollo integral de las dimensiones y potencialidades de la persona y su personalidad; en vez de mirar al futuro, nos retrotraen al siglo XIX, contentándose con la enseñanza-aprendizaje; en vez de inspirarse en expertos actuales de vanguardia y futuro, prefieren a figuras del pasado como Paulo Freire en vez de apuntar hacia la antropología virtual y el humanismo evolucionado, nos recomiendan la “Pedagogía del oprimido”.
Las propuestas mimadas en el Proyecto han caído en paracaídas envueltas en euros y dólares seductores, que no exigen fundamentación científica. El Proyecto pretende justificarse por sí mismo, con la coartada de las consultas masivas y los presuntos torrentes de sabias opiniones de los foros populares. Ni siquiera tiene sus fundamentos con las ciencias auxiliares básicas de todo proyecto educativo. El PNTE ignora la pedagogía científica y se maneja en un empirismo fuertemente ideologizado. No parece tener en cuenta la caducidad ininterrumpida de muchos conocimientos, al mismo tiempo que se acelera la producción de nuevos conocimientos, lo que exige a la pedagogía desarrollar en los educandos la capacidad de aprender constantemente.
¿Qué ciudadano y ciudadana normal puede aceptar para sí y sus hijos un Proyecto Educativo que viola la Constitución y las leyes, que quiebra la ética, que reduce la educación integral a simples aprendizajes, que impone una pedagogía de siglos pasados en vez de una pedagogía actualizada y científica?
Verdaderamente, inaceptable.