Según las ciencias naturales, las violaciones solo ocurren en la especie humana, porque el hombre (varón y mujer) que tiene capacidad de pensar es el que abusa y atropella sin respetar la intimidad de su víctima.
Los animales tienen cópula y se aparean solo cuando la hembra está en celo de modo que en la especie animal no existe la violación, salvo en las bestias.
De los hechos denunciados en el Colegio de Lambaré salen a la luz que no se activó el protocolo y las autoridades de la institución no dimensionaron los daños biosicosocial y espiritual de la víctima como así también de los familiares, entorno social y toda la comunidad.
Una violación sexual puede causar daños físicos, morales, psicológicos y sociales y dejar postrada a toda una familia y a la víctima.
Por la serie de abusos, el Ministerio de la Niñez y Adolescencia (Minna) había iniciado una compaña con el lema: “todos somos responsables”. Con este programa educativo busca concienciar a los padres de familia y autoridades a denunciar los abusos que ocurren en cualquier ámbito.
También promueve la protección a los niños que son el presente y futuro de la sociedad y el país. La familia es donde los infantes deben recibir protección, abrigo, alimentación, salud física y mental. El segundo hogar es la escuela donde los educadores se convierten en madres y padres de la niñez y la adolescencia. Si los responsables de las instituciones educativas no cumplen el deber del cuidado y no aplican el protocolo en caso de conductas irregulares, bullying y acoso, los alumnos están desprotegidos y con peligros al acecho.
Además de educar, se deben implementar valores: respeto, tolerancia y comprensión de modo que la convivencia sea pacífica, humana y humanizadora. Los abusos sexuales son reprochables desde el punto de vista moral y legal. Es una obligación cuidar a los alumnos. respetar la integridad de los niños, niñas y adolescentes. El filósofo y matemático griego Pitágoras (569 a. C-475 a. C.) decía: “educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres”.