¿Transformación o regresión?

Desde el “Tratado de pedagogía” de Kant, la pedagogía dejó de ser puramente empírica para convertirse progresivamente en ciencia. Actualmente el desarrollo de la pedagogía científica es espectacular.

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La pedagogía actualizada tiene las características propias de la ciencia con su objeto y metodología específicos, incluyendo la observación, experiencia e investigación.

La pedagogía es ciencia y práctica de la educación, pero por diversos motivos, en nuestro país la pedagogía no es ciencia, solamente es práctica de la educación.

Carecemos de revistas especializadas, no celebramos congresos de especialistas con ponencias de vanguardia y hay poquísima investigación que no está vinculada con el ejercicio profesional ni con la toma de decisiones políticas

Sin sustento científico, la práctica es tan pobre, que nos deja en el subdesarrollo y nos ubica en los últimos puestos de América Latina según los distintos rankings estimables.

La pedagogía científica incorpora a sus estudios e investigaciones el apoyo de ciencias auxiliares tradicionales como la antropología, la psicología, la sociología, la filosofía y en ella la ética y la epistemología;, y con renovado entusiasmo incorpora ciencias novísimas como la neurociencia y su derivada neuroeducación y las múltiples inteligencias incluyendo la inteligencia espiritual y plurales formas y potencialidades del pensamiento humano

El más elemental diagnóstico del estado actual de nuestra educación nacional nos va a confirmar en lo que pensamos los ciudadanos, que tanto el sistema como los procesos educativos de la educación nacional están hundidos en el profundo subdesarrollo, con ignorancia total de la pedagogía científica

Fuimos ingenuos cuando en los últimos meses de 2017 creíamos que este Gobierno nos sacaría del pozo con su promesa de “transformar” la educación. En el quinto año de gobierno la educación nacional sigue violando artículos fundamentales sobre educación de la Constitución Nacional y las leyes, como he demostrado en el artículo del 11 del presente mes en este diario

Y lo más grave es que la presunta Transformación no sólo no enmienda este escandaloso desacato, sino que asume y mantiene dicha múltiple violación de la Constitución y las leyes.

El Proyecto de Transformación nada tiene que ver con la pedagogía científica. Ha preferido el populismo, tomando como fuente de información y orientación para decidir qué hacer para transformar la educación, consultar a la población en foros populares y no recurrir a los expertos en pedagogía y ciencias de la educación. El compromiso y la participación de la Universidad Columbia de Nueva York y de la Pontificia Universidad Católica de Chile ha sido un fiasco ocultado.

Y revisando la escasa documentación producida, por ninguna parte aparecen las ciencias auxiliares necesarias para construir los fundamentos de todo proyecto educativo. No se define la antropología, para decirnos qué tipo de varón y mujer se pretende educar y desarrollar con este proyecto. Tampoco sabemos en qué sociología se apoyan, para qué tipo de sociedad; hay flashes sueltos que apuntan a una sociedad ideologizada hacia las izquierdas. No aparece la filosofía de la educación en que se apoya, menos aún en qué epistemología o teoría del conocimiento y con qué ética política, social, personal, profesional, económica. Es un proyecto sin fundamentación científica.

Horacio Cartes siendo Presidente, cometió el grave error de comprometer al Paraguay con la perversa ideología de género. Era de esperar que los responsables de la Transformación la rechazaran radicalmente para recuperar la soberanía y sanear nuestro sistema educativo, Esta esperanza está frustrada. No hay ningún análisis ni descalificación de dicha ideología impuesta en la educación, por más que viola artículos que garantizan derechos a la vida, a las familias y a los padres, además de lavar el cerebro de los niños y adolescentes atropellando la biología y la naturaleza.

Es llamativo que eliminan definitivamente las comunidades educativas, para suplirlas con las comunidades de aprendizaje. Una regresión más, violando además frontalmente el artículo 76 de la Constitución y siete artículos de la Ley General de Educación. Primar la enseñanza y marginar la educación es regresar al siglo XIX. Más claro, en vez de mirar al futuro y apuntarse a la pedagogía científica, el proyecto propone la “pedagogía crítica” y nos impone la “Pedagogía del oprimido” de Paulo Freire.

No hay transformación ni futuro, hay regresión y violación de derechos, leyes y Constitución Nacional.

jmonterotirado@gmail.com

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