¿Dónde estaba, tan molesto, el diputado Alliana, un viernes? En la cámara de diputados, para la cual él fue electo en el 2018 por Ñeembucú; la cámara donde además él funge de Presidente.
Discúlpenos por haberlo incomodado, diputado Alliana. Entendemos que después de casi dos años sin presencialidad, de acostumbrarse a trabajar sin estar, y algunos de cobrar sin trabajar, muchos tienen la tentación de seguir igual. Usted tenía planes más importantes junto a Santi Peña, a quien probablemente, lo comprendieron mejor en el Grupo Cartes y le dieron permiso para hacer puente hasta el lunes.
Discúlpenos por haberlo fastidiado, diputado Alliana. Uno tiene prioridades y urgencias personales; la suya, claramente, era hacer campaña electoral. Sepa usted comprender, este pueblo no aprende: sueña, elige, cree, confía y va a votar… y después pretende que aquel a quien votó lo represente y defienda como si fuera él mismo.
Discúlpenos por haberlo molestado, diputado Alliana. No sabemos cómo lidiar la suba de los combustibles para asegurar que las industrias sigan produciendo, que los comercios sigan operando, que los productores sigan distribuyendo sus alimentos y que los pasajeros se sigan trasladando para estudiar y trabajar; este pueblo aún no ha conseguido la fórmula mágica para ganar dinero sin trabajar un viernes, entonces pretende obligarlo a usted a hacer lo mismo.
Discúlpenos el desatino, diputado Alliana. Sabrá usted que llevamos dos años y más de pandemia, una despiadada sequía y ahora una guerra. El pueblo que los ha votado espera que sus autoridades encuentren el camino para enseñarnos a vivir el día a día aunque no tengamos seguro médico VIP, cupos de combustibles, secretarias, asesores, bonificaciones, bocaditos, desprecarizaciones y regalías varias.
Discúlpenos, diputado Alliana por mencionarlo. Verá, usted cometió el sincericidio pero muchos correligionarios suyos –y otros de la oposición- votados por el pueblo están igual que usted, solo que no han cometido la brutalidad de decirlo. Empezando por el Presidente Mario Abdo Benítez y el Vicepresidente Hugo Velázquez, todos frenéticos con el proselitismo en horario laboral, y algunos también con los fondos públicos. Casi todos están igual que Ud., solo que hasta hoy día ninguno nos había dicho que tienen planes más importantes que el pueblo, al que casualmente, volverán a pedir que salga a votar.