Si no fuera por la valentía y el esfuerzo de los bomberos voluntarios el fuego habría llegado incluso a las poblaciones, como ocurrió en San Miguel y en otras localidades.
Según la ciencia, por la combustión se libera carbono en la atmósfera que se une con el oxígeno del aire y producen monóxido de carbono y anhídrido carbónico, que son gases tóxicos para la salud humana y peor aún para los que padecen problemas respiratorios.
Como resultado de los incendios se tiene, además de la contaminación, la destrucción de toda una cadena productiva sea en la agricultura y en la ganadería; en la horticultura y la industria. El nivel de vida de los habitantes se reduce considerablemente, no solo por la pérdida económica, sino por las necesidades de alimentos para el consumo familiar y la insalubridad del ambiente.
La prolongada sequía es señal de un cambio climático que, lamentablemente, conduce a la desertificación del planeta. La deforestación, la quema de los campos y de basura, la mala utilización de los recursos naturales se practica desde hace décadas impunemente.
Los entendidos en la materia afirman que la quema destruye el ciclo biológico porque elimina microorganismos que sirven para airear, fertilizar y dar vida incluso el suelo.
Es una obligación de las autoridades encargadas de velar por la naturaleza sancionar a quienes tienen la mala costumbre de quemar, así como es deber ciudadano respetar y cuidar el medioambiente.