La reconocida novelista, que antes de cumplir los 30 se estrenó en el panorama literario con una novela rompedora, Las edades de Lulú, se ha marchado para siempre. Al cementerio civil de Madrid acudieron centenares de lectores con ejemplares de las novelas de Almudena Grandes como homenaje póstumo a una escritora que llevó por bandera ser de izquierdas, republicana y forofa del Atlético. Junto a su viudo, el poeta Luis García Montero, fueron muchos los que derramaron lágrimas por su partida fulminante.
El adiós de Serrat cierra el ciclo de una vida marcada por las giras y los aplausos de un público fiel que lo ha seguido tanto en España como en Latinoamérica. Por fortuna, a sus 77 años sigue en pie a pesar de los achaques de la edad. Pero, tal y como ha reconocido en una entrevista publicada en El País, los rigores de una pandemia que ha obligado al encierro han hecho mella, sobre todo en el mundo artístico, que tanto depende del calor que generan las actuaciones en directo. El confinamiento llevó al compositor de Mediterráneo, un disco que ha sido un referente para varias generaciones, a replantearse los años que le quedan por vivir. El cantautor que tantas veces nos situó con su voz y sus canciones en el espacio más íntimo de los sentimientos, se enfoca hoy en lo primordial: la familia y los afectos más inmediatos.
Sabedora de que la muerte le pisaba los talones, Almudena Grandes no perdió tiempo y sacó fuerzas para continuar escribiendo hasta el final. Ha dejado una novela terminada que forma parte de su saga sobre la Guerra Civil. Además, cuando comprendió que le quedaba poco tiempo reunió a sus editores para ultimar los detalles de la obra que deja como legado. Tanto fueron su disciplina y su vocación que hasta escribió su habitual columna para El País. Cuando la leímos, ya sus restos descansaban y todavía resonaba el eco del homenaje multitudinario que le dedicaron quienes la admiraron y respetaron más allá de cualquier diferencia ideológica y de militancia política.
Citando el Eclesiastés, Hay un tiempo para cada cosa, Serrat se prepara para la jubilación, lo que no quiere decir que dejará de componer o grabar discos. Pero antes se embarcará en una gira para decir adiós “en persona”.
Ha anunciado que comenzará en Nueva York en el mes de abril y su última actuación será en diciembre de 2022 en su Barcelona natal. Sus seguidores tienen tiempo de conseguir verlo por última vez sobre un escenario.
Almudena Grandes pertenecía a la generación que se hizo adulta en plena transición a la democracia y vivió la efervescencia de aquella Movida Madrileña que era pura libertad por todos los poros. Los que entonces éramos jóvenes como ella caímos deslumbrados con esa primera novela erótica que era, en esencia, una historia de amor. Con el tiempo y la madurez buceó a fondo en las heridas de la memoria histórica, pero nunca renegó de la frescura de sus primeros y prometedores pasos literarios.
Hijo de obreros republicanos, Serrat está al frente de la generación anterior que creció bajo el franquismo y se rebeló contra la dictadura. Poco antes de los albores de la democracia, pasó un tiempo en el exilio y adaptó musicalmente los poemas de Antonio Machado y de Miguel Hernández. Era su forma de reivindicar a dos extraordinarios poetas que acabaron en el bando de los vencidos.
De Almudena Grandes esperamos con gozosa melancolía ese libro póstumo. Con suerte, en los próximos meses corearemos las canciones de Serrat en un abarrotado concierto. Son aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas. Que no es poca cosa. [©FIRMAS PRESS]
@ginamontaner