“Luego de arduas negociaciones, todos los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han decidido iniciar el proceso hacia un nuevo tratado sobre pandemias y que un Órgano intergubernamental abierto será el espacio de negociación y debate sobre el contenido del futuro instrumento”.
“…se requiere la adopción de medidas y acciones con un enfoque… que refuerce las capacidades nacionales, regionales y mundiales de alerta y respuesta”.
Para que “…el nuevo acuerdo contenga disposiciones que aseguren una mejor respuesta colectiva…”
En la misma fecha, la cuenta oficial en Twitter del ministerio de Salud daba a conocer el comunicado afirmando un “Camino hacia un nuevo instrumento vinculante en materia de pandemias se crea de un órgano intergubernamental abierto de negociación” (sic).
Lo importante son las palabras que definen obligaciones para nuestro Paraguay: “tratado”, capacidades mundiales de respuesta”, “respuesta colectiva”, “instrumento vinculante”.
Sería un tratado, instrumento vinculante, que nos obliga a aceptar e implementar la respuesta colectiva decidida por un organismo mundial, no nacional.
Nuestro país no debe aceptar semejante sujeción a órganos de gobernanza global sobre los que carece de posibilidad política y técnica de control y que, con motivo del covid-19, mostró los riesgos de someter las respuestas globales a organizaciones semejantes.
En primer lugar debemos rechazar el esquema propuesto porque la gobernanza global está cada vez más lejos de los ideales democráticos establecidos en nuestra Constitución. La gobernanza global no la realizan representantes elegidos democráticamente sino burócratas en interacción con organizaciones no gubernamentales autocráticas.
El “mecanismo COVAX” confirma con hechos que el camino expuesto en el comunicado del 1 de diciembre de los ministerios de Salud y Exteriores es lesivo al interés nacional paraguayo y a los derechos a la salud del pueblo paraguayo.
COVAX resume todo lo que está mal en lo firmado por los ministerios de Salud y Exteriores: Burócratas europeos y fundaciones autocráticas norteamericanas se apoderaron de la vacunación anticovid y obtuvieron obligaciones de los Estados que son duramente exigidas pero pésimamente retribuidas.
Es increíble que teniendo a la vista el fracaso gigantesco y sin atenuantes de COVAX, funcionarios paraguayos hayan firmado la intención de hacer más de lo mismo y de agravarlo, cuando lo lógico es hacer lo contrario.
Nuestro país debe reservarse clara y enfáticamente una respuesta autónoma en caso de pandemias, nuestra autonomía es lo que nos está encaminando, si no la hubiéramos tenido estaríamos como muchos países africanos, totalmente abandonados por la gobernanza mundial de vacunas anticovid.
Por alguna extraña razón, los ministerios de Salud y Exteriores renunciaron a capitalizar la experiencia y prefirieron insistir en el trágico error.