No está mal llenar los cuadros con gente así, el problema es que esos valores, en contacto con el barro, pronto se ensucian. Hay muchos ejemplos, pero me detengo en uno: Hugo Javier, el gobernador del Departamento Central. Antes de que el cartismo se fijara en él, fue un querido animador de fiestas que cosechaba aplausos en los bailes, cumpleaños y cosas así. Ganó mucha fama aunque poco dinero. Al cartismo le importaba su fama. Lo otro le vendría después. Ya gobernador, el dinero le vino en una cantidad tal que nunca ni lo había soñado. Y sucedió lo que acontece en situaciones así: se dejó enredar por lo imprevisto y, llevado por su emoción, el dinero público lo convirtió en privado. Animaba fiestas ajenas, ahora las suyas, con grave daño para su fama.
Una fama que torció su camino. Ahora está investigado por lesión de confianza, declaración falsa, producción de documentos no auténticos y asociación criminal. Un juez de garantía ya ordenó la inhibición de sus bienes.
Hoy el cartismo quiere sumar a su cuadro -¿ya sumó?- a Roque Santacruz quien ya se tomó fotografías con el dueño del club. Trascendió, incluso, el importe del pase: la senaduría de la República. Ni por Messi ni Cristiano se ha pagado tanto. Roque se merece, sin duda, pero otro precio, no el que vaya a humillarlo con la orden de alzar el brazo para apoyar o rechazar algún proyecto de ley. Esto es, en el caso de que acepte o se le dé la senaduría.
El presidente de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, Pedro Alliana, dijo sobre el encuentro del futbolista con Horacio Cartes que no se había hablado de la posibilidad de que Santacruz se presentase como candidato a senador por el cartismo, pero de concretarse “sería un lujo para el movimiento, para el Partido”.
Luego Alliana agregó esta curiosidad: “Yo le veo con intenciones de mejorar y aportar lo que él pueda” ¿Mejorar Roque Santacruz por meterse en política y además en uno de los movimientos del Partido Colorado? Si Roque tiene, como dice Alliana, “calidad futbolística”, “preparación”, “formación” “don de gente” ¿en qué cosas mejoraría con el cartismo? ¿qué virtudes agregaría a las que ya tiene, con las que va a entrar en política? Y, sobre todo, cuando terminase su contrato con el cartismo y vuelva a ser dueño de su pase ¿con qué virtudes saldría? ¿qué virtudes salvaría, si llegase a salvar alguna?
Sin ser muy aficionado al fútbol, conozco de sobra los méritos deportivos de Roque Santacruz. Muchas veces he aplaudido de pie sus hazañas con la albirroja, su entrega, su arte, su pasión. Con estas cualidades subió a los cielos de la afición deportiva donde reina sin mancha ni pecado.
¿Y ahora? ¿Tantos méritos en el fútbol los va a depositar a los pies del cartismo? En palabras de Alliana, Roque Santacruz sería un lujo para el movimiento. ¿Y el cartismo sería un lujo para Roque Santacruz? En este intercambio de lujos, el futbolista saldrá perdiendo lejos, le encajarán goles que nunca los ha conocido, le van a chulear como no lo hicieron con él ni los más pintados futbolistas.
Alliana dijo más: “Si Roque puede acompañarnos siempre va a traernos mucha fuerza”. Claro que sí, es la fuerza que necesita el cartismo. ¿Pero Roque necesita de una fuerza política? ¿No será solo para aislarlo de sus cientos de miles de admiradores y tenerlo encerrado en el estrecho círculo de un movimiento partidario?
¿Roque Santacruz, el gran capitán, cartista o abdista o llanista, o lo que fuere, en este laberinto político al que le empujan?
A Roque lo van a clavar a una cruz que no es muy santa.