No viene al caso ahora enumerar los factores que incidieron en el último resultado electoral. Lo concreto es que es bastante preocupante el estado en el que se encuentra la Madre de Ciudades y no existen visos de cambio.
Por nombrar un déficit, es una ciudad oscura, donde la falta de iluminación se siente en zonas de alta circulación como la Avenida Artigas o la propia Costanera. Ello no solamente dificulta la movilidad, también crea condiciones propicias para la delincuencia. Se suman los enormes baches, que no solo tienen que ver con la estética de la carpeta asfáltica, sino obligar a modificar la circulación y por ende implica invertir más tiempo para llegar a destino. Esto sin contar los destrozos a los vehículos.
Las dificultades para movilizarse incrementan el gasto de los ciudadanos y visitantes. Estos deben recurrir a las nuevas plataformas de transporte para volver a sus hogares porque a partir de las 21:00 los colectivos escasean o dejan de circular.
Decir que es poco probable que Asunción mejore no es mero pesimismo ni hacer oposición, sino existen elementos estrictamente objetivos que lo sostienen y llevan a la conclusión de que requerimos de una administración que rompa esquemas.
Según datos del economista Jorge Garicoche, los 250 millones de dólares que la Municipalidad tiene como presupuesto son insuficientes para cubrir las necesidades del ciudadano asunceno. Al mismo tiempo, la posibilidad de que Asunción reciba recursos adicionales desde el Gobierno central no es del agrado del resto de los paraguayos. Algo comprensible si llevamos en cuenta que, por ejemplo, el actual intendente César Ojeda no quiso entregar documentaciones para que los contribuyentes sepamos en qué gastaron los fondos COVID durante su administración y la de Óscar Nenecho Rodríguez.
Todo indica que la capital deberá mitigar sus problemas estructurales con un presupuesto corto, que está por debajo de los G. 200.000 per cápita para inversión en infraestructura por año, según el informe de Garicoche. Una cifra ridícula para la ciudad más importante del país.
Por otra parte, el aumento de la pobreza en Asunción pone a todos los ciudadanos en un dilema. Mientras unos solicitamos la revitalización del Centro Histórico o más atractivos culturales, a una buena cantidad de personas -también asuncenas- les queda únicamente la mendicidad. La Municipalidad de Asunción no hace nada, solamente nos condena a vivir en una capital marginal.