Los derechos de la mujer son derechos humanos. La igualdad de género, un valor esencial para la Unión Europea, se traduce por ejemplo en acceso a la educación, a la fuerza laboral y a todos los cargos de poder en igualdad de condiciones, equiparación de salarios para trabajos equivalentes, distribución equitativa del trabajo doméstico, prevención de embarazos involuntarios de niñas y adolescentes y de violencia y abuso infantil, así como la erradicación de todo tipo de violencia en el ámbito privado como en el ámbito laboral.
Por esto consideramos fundamental que la igualdad de género se refleje en las políticas internas de la Unión Europea, así como en nuestra acción exterior y en nuestros programas de cooperación.
La preocupación por los derechos de las mujeres es también una fuerte preocupación económica. Las mujeres se enfrentan a retos en un mercado laboral en retroceso y en una economía mundial variable. Un estudio del Banco Mundial mostró que la diferencia en la participación de hombres y mujeres en el emprendedurismo y en la fuerza laboral provocan una pérdida de ingresos promedio del 15 por ciento del PIB en todo el mundo.
Sin embargo, estos retos traen consigo oportunidades. Celebramos que las mujeres y las niñas participen cada vez más en las transformaciones mundiales, a favor de una transición ecológica y equitativa, de la igualdad de derechos para todos y todas, de la democracia y de unas sociedades pacíficas e inclusivas. Un cambio positivo es posible, y la recuperación tras la COVID-19 debería ser una oportunidad para abordar las desigualdades estructurales y construir sociedades más inclusivas.
La igualdad de género merece ocupar un lugar central en las políticas públicas, en Europa y en todo el mundo. Celebramos que, en Paraguay, hemos encontrado un socio dispuesto a crear su propio camino para lograr estos objetivos. Empezando por la Constitución Nacional, que reconoce la igualdad en dignidad y derechos de todos los habitantes del país, continuando por las diversas normativas nacionales y compromisos internacionales que el país ha asumido como propios – incluyendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS número 5: “Igualdad de género”) de la Agenda 2030.
Es por esto que, desde el Equipo Europa en Paraguay, conformado por Alemania, España, Francia, Italia y la UE, hemos podido llevar a cabo proyectos exitosos en este ámbito. Alemania ha contribuido al empoderamiento económico de las mujeres, mediante cursos de formación ocupacional a más de 1000 mujeres y apoyando en la formación profesional dual en áreas menos ocupadas por las mujeres como la mecatrónica. España por su parte ha apoyado proyectos para la prevención de la violencia a mujeres y niñas, así como creación de espacios para la participación de las mujeres a nivel departamental. Francia respalda a la acción de la Fundación Moisés Bertoni en la región de la reserva natural de Mbaracayú, incluido un centro educativo para mujeres. Italia ha apoyado, a través de la Organización Internacional IILA, la capacitación de mujeres artesanas para que puedan exportar sus productos. Como UE, hemos formado una academia de mujeres políticas, capacitando hasta hoy cerca de 300 mujeres líderes. Además, hemos apoyado el diseño y la implementación de la política de cuidados que permitirá a las mujeres una inserción laboral en las mismas condiciones que los hombres. Asimismo, se han formado 1.128 niños y niñas para capacitar a sus pares y ayudar a detectar y prevenir casos de violencia.
Nuestro objetivo como Unión Europea es que todos y todas tengan un campo de juego uniforme para prosperar. Lo hemos expresado con claridad en nuestro tercer plan de acción global en materia de género en noviembre del 2020. Este plan es una llamada a la acción. Queremos apoyar el empoderamiento de más mujeres y niñas, en toda su diversidad, para que sean protagonistas y líderes en los ámbitos económico, político y medioambiental.
Queremos proteger y promover en el mundo el derecho a la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Pensamos que toda persona debe poder tener pleno control y decidir libre y responsablemente sobre las cuestiones que afectan a su sexualidad y salud sexual y reproductiva, sin discriminación, coacción ni violencia, llevar una vida sana y poder participar en la economía y en la vida social y política.
La Unión Europea sigue comprometida con el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos para todas y todos; este valor fundacional seguirá guiando todas nuestras acciones. Nadie debe quedarse atrás, ningún derecho humano debe ignorarse.
Hoy más que nunca estamos convencidos de que un mundo más igualitario, justo e inclusivo conlleva un mundo más próspero, democrático y seguro para todas y todos.