Con todo este escenario está en juego –sin dudas– la salud mental de los profesores, padres y alumnos, algo que parece no preocupar a las autoridades, que se pasan emitiendo reportes alejados de la realidad.
Esta cuarentena con educación a distancia dejó entrever muchas debilidades, tanto del rol del docente como del alumno, de los progenitores y ni hablemos del ministerio que debería garantizar que la educación de calidad e integral esté al alcance de todos.
Niños y jóvenes cansados, padres y docentes estresados, con desgaste mental y económico, con ganas de que “ya termine el año”, esa es la realidad, señor ministro Eduardo Petta.
El grupo de educadores pide nuevamente receso porque es insostenible seguir el año de esta manera. ¿Realmente usted se pone en sus zapatos? ¿Sabe usted que en muchas clases los alumnos no se conectan porque ni siquiera tienen el servicio de internet? ¿Está al tanto de que en muchas clases impartidas cuesta entender lo que explica el docente que ya ni paciencia tiene para responder o corregir a veces?
Y ni hablemos de las comunidades donde la señal de internet no llega y se las ingenian para que los alumnos aprendan por lo menos algo en este año. La educación representa una inversión, pero si no tiene un buen retorno entonces el esfuerzo es casi en vano. Es cierto, los padres tienen un alto grado de responsabilidad en la educación escolar de sus hijos, pero también hay que tener en cuenta que esto debe ser acompañado por clases de calidad, a fin de que el alumno se nutra de lecciones de buena manera.
Con poner una computadora, un micrófono o descargar los videos de las clases virtuales no basta. El país necesita que las nuevas generaciones marquen la diferencia y si a este paso vamos, creo que la consecuencia será la misma: adultos analfabetos, sin ánimo de proseguir con sus estudios, que se conforman con el “péichante”, que escriban “vusco travajo”, que solo acceden a puestos laborales informales y encima culpen a sus padres del fracaso de sus estudios, etc.
Ojalá algún día, el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) tenga una cabeza a la que realmente le preocupe la educación, accione en tiempo y forma, escuche al alumno y sobre todo al docente.