Continuar reduciendo la pobreza es posible y necesario

Paraguay ha sido uno de los países con mayor crecimiento económico en América Latina en los últimos tiempos. Su Producto Interno Bruto (PIB) creció casi tres veces más que la media regional en los últimos 10 años (48% frente al 17% de la región), según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un órgano vinculado a las Naciones Unidas.

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También según la CEPAL, entre 2008 y 2017, la pobreza en el país fue reducida de un 35% a 21,6% y la extrema pobreza bajó de 12,1% a 6%. Otros indicadores sociales como educación, salud, acceso al agua y energía también evolucionaron positivamente en este periodo.

Pero estos logros no se manifiestan de igual manera entre los paraguayos, con algunos grupos sociales que no participan del gran desarrollo experimentado en el país. Es el caso de las poblaciones rurales e indígenas, por ejemplo. En las zonas rurales hay 2,5 veces más pobres que en las áreas urbanas, y la extrema pobreza es allí 5,5 veces mayor.

A pesar de los avances alcanzados, aún hay 1,7 millones de personas pobres en Paraguay y 335 mil viviendo en condiciones de extrema pobreza (Encuesta Permanente de Hogares, 2018).

Esta situación es aún más grave en las zonas rurales, donde la pobreza extrema alcanza el 10% contra el 1,6% en zonas.

Además, mujeres, niños y niñas, jóvenes, adultos mayores y personas con discapacidad son grupos sociales con brechas de desarrollo mayores que los demás y requieren de una mirada especial para que nadie se quede atrás.

Estos niveles representan una barrera al desarrollo sostenible del país, lo que convierte a la superación de la pobreza en una agenda prioritaria.

Sin embargo, Paraguay se comprometió a ponerle fin a la pobreza cuando ratificó su compromiso con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Su Plan Nacional de Desarrollo también apunta a este compromiso, así como con el logro de igualdad de oportunidades para todos y todas.

En ese marco, el Gobierno Nacional está desarrollando algunas iniciativas importantes, como la creación del Ministerio de Desarrollo Social (MDS), la implementación de un Sistema de Protección Social que garantice pisos sociales mínimos, y se está elaborando un Plan Nacional para la Reducción de la Pobreza.

La FAO acompaña estos procesos, catalizando los esfuerzos nacionales para crear la estructura institucional necesaria para reducir la pobreza y alcanzar los objetivos de desarrollo social y económico.

Este trabajo conjunto y articulado permitirá elaborar propuestas que hagan frente a estos desafíos, implementar políticas públicas y programas coordinados que faciliten la inclusión social, económica y productiva de las poblaciones rurales, indígenas y de las mujeres en el país; y de igual manera, encontrar soluciones para la reducción del hambre y de la inseguridad alimentaria, que aún afecta a más del 10% de la población total, según datos de la FAO.

Convertir a Paraguay en un país de alto desarrollo humano, social y económico requiere la integración de las acciones, sinergia entre los distintos sectores gubernamentales y no gubernamentales, diálogo y participación de todos y todas. De esta manera, podremos llegar al año 2030 formando parte de los países que han firmado y cumplido con sus compromisos.

Paraguay tiene capacidades, programas, presupuestos y condiciones objetivas para tornarse en país “referencia” a nivel regional en desarrollo social, generador de oportunidades y con políticas públicas de calidad.

**En su lucha para la erradicación de la pobreza, Paraguay sigue firme con su compromiso y se enfrenta a importantes desafíos.

Por Jorge Alberto Meza Robayo, Representante de FAO en Paraguay y Arnoldo de Campos, Especialista en Programas de Reducción de la Pobreza Rural.

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