La precariedad en salud pública, educación y vialidad, principalmente, es producto de sucesivos gobiernos colorados corruptos. Solo la Gobernación del Alto Paraguay manejó más de 620.000 millones de guaraníes en los últimos 30 años, recursos no se ven reflejados en las condiciones de vida de la población.
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Desde el inicio del año 2023 llegar a las poblaciones de Alto Paraguay representa un gran desafío, ya que los caminos de tierra están en desastrosas condiciones. El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), la Gobernación, las municipalidades y la Asociación de Caminos no aprovecharon los cuatro años de sequía para realizar los trabajos serios de reparación, como colocación de sistemas de desagüe o hacer alteos en los sectores bajos del acceso a las comunidades del departamento.
Los distritos de Bahía Negra y Fuerte Olimpo están aislados por efecto de las lluvias caídas hace una semana en la zona.
En 30 años de sucesivos gobiernos democráticos, no pudieron, o no quisieron, solucionar los problemas de aislamiento cíclico por la falta de caminos de todo tiempo. Tampoco se preocuparon de encontrar soluciones a la falta de agua, que de manera permanente y con cada temporada de sequía, golpea con fuerza a los pobladores y al sector productivo.
Pérdidas económicas por sequías e inundaciones cíclicas
Prácticamente cada año, en temporada seca, los moradores del Alto Paraguay son humillados al tener que soportar una las peores necesidades, la carencia del vital líquido. Se tiene que recurrir a instituciones del Estado o empresas privadas para el envío de camiones cisterna con los cuales se acarrea agua cruda desde el río Paraguay para el consumo humano y de animales.
El sector de la ganadería, principal sostén de la economía del departamento, es el más afectado por la falta de agua y las inundaciones cíclicas. En tiempos de sequía reportan mortandad de animales por falta de agua y alimentos, mientras en temporada lluviosa tienen dificultades para trasladar a los frigoríficos, lo que deriva en cuantiosas pérdidas.
Salud Pública que mata
La falta de médicos especialistas, así como la carencia de infraestructura y equipamiento de los hospitales del Alto Paraguay ya causaron decenas de muertes de pacientes, principalmente de bebés. Fallecen antes de nacer o poco después del alumbramiento en momentos en que las madres son trasladadas a cientos de kilómetros para poder dar a luz en otros centros médicos porque los locales asistenciales de la zona ni siquiera garantizan partos seguros.
En algunos casos perdieron la vida las madres, otras quedaron estériles debido a infecciones producidas por las largas esperas para la extracción de sus hijos muertos en el vientre.
La evacuación de pacientes a hospitales de otras regiones del país y de Asunción es constante. Precisamente por esas carencias de salud, el traslado se realiza en cualquier tipo de medio de transporte; por tierra, cuando los caminos lo permiten, en embarcación por el río Paraguay y en los casos más urgentes mediante la valiosa colaboración de la Fuerza Aérea.
Aunque, muchas veces, también las aeronaves llegan tarde, cuando el paciente no resistió la espera.
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Sin industria
Alto Paraguay es una zona que carece de industrias; no existen fábricas que generen fuentes de trabajo. La mayor actividad económica es la ganadera, que con 2 millones de cabezas de ganado se constituye en el único y principal sostén de la mayoría de los pobladores.
La actividad pecuaria del Alto Paraguay produce 20% de la carne vacuna exportada por nuestro país.
Gran cantidad de personas trabaja en los establecimientos ganaderos como peones o contratistas para tareas de limpieza de campos o cercados de las propiedades.
Los productores pecuarios también son expuestos a la inseguridad, ya que permanentemente son asediados por abigeos que roban grandes cantidades de animales.
El abigeato es manejado por una rosca mafiosa en el Alto Paraguay, integrada por funcionarios deshonestos de diferentes instituciones públicas, como de la Policía Nacional, Ministerio Público, Poder Judicial y en ocasiones del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa). Claro, esta actividad ilegal que mueve millones de guaraníes tiene una fuerte protección política.
Los servicios de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), del Ministerio Público, de la Policía Nacional y del Poder Judicial, también son de los más precarios del país.
Un discurso que contrasta con la realidad
El presidenciable colorado Santiago Peña, además de ponderar las obras coloradas en el Chaco, desde el Puente Remanso hasta las rutas, en un mitin realizado el jueves en Fuerte Olimpo, dijo que observa mucho progreso en el Alto Paraguay. En contrapartida, el 11 de marzo, el vicario apostólico del Chaco, Mons. Gabriel Escobar, en su mensaje durante la homilía de la misa por los 75 años de fundación del Vicariato Apostólico del Chaco, lamentó que en pleno siglo 21 los chaqueños padezcan tantas necesidades y penurias.
El obispo pidió un cambio radical de la administración gubernamental para poder atraer a inversionistas y que se instalen industrias que desarrollen la región.
Como obstáculos para el desarrollo citó la falta de caminos de todo tiempo en muchas comunidades. También el pésimo servicio de la ANDE y Salud Pública.
En 30 años, solo la Gobernación de Alto Paraguay recibió más de G. 620.000 millones, pero no existen obras públicas que justifiquen el destino de esos recursos. Sí hay una notoria bonanza económica de la mayoría de los políticos que pasaron por la institución, que lo primero que hacen al ganar las elecciones es instalarse en confortables casas en Asunción con el cuento de que lo hacen para “gestionar recursos y obras para el departamento”.
Tres décadas de corrupción
La mayoría de los trece gobernadores que tuvo Alto Paraguay desde 1993 no fue capaz de realizar ni gestionar obras que beneficien a la zona. Varios culminaron su administración con denuncias por faltante de dinero.
En el primer periodo de la Gobernación (1993-1998) estuvo Tarcisio Sostoa (ANR). Su único logro fue la instalación del sistema de distribución de electricidad.
Entre 1998 y 2003 fue caótico. Hubo seis gobernadores, todos colorados: Óscar Alvarenga (seis meses), Bernardino Garcete (un año), Nelson Paredes (tres meses), Sergio Valinotti (siete meses), Vidal Benítez (siete meses) y completó el período Nildo Penayo.
De 2003 a 2007 estuvo en el cargo Erasmo Rodríguez y renunció agobiado por una investigación por corrupción. Rosalba Belmonte de Penayo terminó el período de mandato.
Tanto Rodríguez como Belmonte de Penayo fueron hallados culpables por faltantes de G. 2.000 millones y G. 4.000 millones en sus gestiones, respectivamente. Fueron condenados a devolver en cómodas cuotas ínfimas sumas, que no alcanzan G. 300 millones. La mujer también fue condenada a pena privativa de libertad y estuvo recluida un año y medio en la cárcel del “Buen Pastor” en Asunción, mientras que Rodríguez actualmente es concejal departamental.
Entre 2008 y 2013 Justo Fernández Bauzá (ANR) fue el gobernador y también terminó con denuncias de corrupción. Fue sucedido en el cargo por la actual diputada Marlene Ocampos (ANR), cuya administración también fue muy cuestionada.
José Domingo “Mino” Adorno, también colorado, fue el décimo tercer gobernador y su administración estuvo marcada por denuncias de lesión de confianza. Ahora busca una banca en la Cámara Diputados.
Una década de abusos del “tío”
Durante una década todos los gobernadores fueron impuestos por el exdiputado José Chamorro (ANR). Se hacía llamar “tío” por sus partidarios; fue el “amo y señor” del departamento y dispuso a gusto y paladar de los recursos de la Gobernación y de las municipalidades entre 2003 y 2013.