Esta población está compuesta por unas 45 familias, todas de pequeños ganaderos, que se ubican a cierta distancia unas de otras. Además del abandono estatal por el que reclaman, se encuentran rodeadas de grandes establecimientos ganaderos, lo que les impide utilizar los viejos caminos para llegar a poblaciones para reabastecerse de alimentos o llevar a sus enfermos a los hospitales.
Precisamente esta problemática de portones llaveados hace que estos compatriotas tengan que utilizar otros caminos más distantes, lo que representa pérdida de tiempo para casos de emergencias.
Desde este año poseen una escuelita que funciona en una humilde vivienda en la modalidad de extensión, dependiendo de la escuela Andrés Rivarola de la localidad de Toro Pampa, la población más cercana, distante a unos 130 kilómetros.
Inicialmente se matricularon 25 alumnos, pero debido a que no se encontraban maestros para trabajar en este lejano lugar, la mayoría de estos niños y jóvenes fueron de nuevo enviados por sus padres a la escuela-internado Ñu Apua, regenteada por los salesianos. En el mes de abril se logró contratar a un educador, que actualmente imparte clases a 5 niños.
Las personas carecen de servicios sociales básicos como agua potable, energía eléctrica y para comunicarse se ingenian y buscan lugares altos a fin de captar la señal de internet.
Abandono de autoridades
Doña Ciriaca Cabañas, pobladora del lugar, una vez más se quejó de esta situación de abandono por parte de las autoridades. “Nadie nos hace caso”, dijo la mujer y agregó: “A pesar de nuestros reiterados reclamos, envíos de notas a las instituciones públicas, nuestros caminos y puentes continúan en pésimo estado de abandono”, apuntó.
“A más de los problemas de la sequía, los tajamares se secan. Necesitamos el acarreo de agua en camiones cisterna, así como se les asisten a pobladores de otras localidades del distrito. Nosotros también somos paraguayos”, dijo doña Ciriaca.
Dos tanques; solo uno llegó
El Servicio Nacional de Saneamiento Ambiental (Senasa) donó el año pasado 2 tanques de 10.000 litros para reservorio de agua; uno pudo llegar a la comunidad, mientras que el otro, por falta de transporte, quedó en Filadelfia, dijo la mujer. “A pesar de nuestra insistencia a las autoridades de la Municipalidad y Gobernación, no tenemos respuesta para cubrir dicho costo”, se quejó.
Comentó que la sequía está ocasionando perjuicios económicos; además, aumentó la mortandad de vacunos y el bajo precio a la hora de vender, debido precisamente a que los animales no llegan a completar el peso ideal.
Finalmente, la pobladora dijo que la sequía también está afectando a la fauna de la zona, porque ya se puede percibir la mortandad de animales como los yacarés.