La Mesa Intersectorial de Agua y Saneamiento del Chaco (MIAS-CHACO) tiene como objetivo relevar las necesidades específicas de los pobladores de la región del Chaco relacionados con la provisión de agua potable y agua segura en la zona.
En su segunda sesión anual (la primera fue realizada en mayo) se abordaron cuestiones como la distribución de agua a zonas vulnerables, el sistema que utilizan las cooperativas para el filtrado de su acueducto privado; el costo y calidad actual del agua, sistema de acopio de agua en comunidades nativas, entre otros.
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La gran disconformidad respecto a la distribución del agua sigue siendo la falla de inversiones millonarias como el proyecto “Agua para el Chaco”, más conocido como acueducto el cual costó más de USD 100 millones y que posee profundos problemas estructurales que no pudieron ser solucionados a la fecha.
Proyectos de la región Oriental
“Nos deben involucrar en los proyectos, la mayoría de los trabajos implementados en el Chaco son traídos desde la región Oriental, y al tratar de implementarlos, acá simplemente no funcionan. Somos conscientes de que algo podemos aportar (...) con el tema del agua no debe haber competencia, debe haber unidad”, refirieron algunos de los participantes.
Otro sonado fracaso es la planta desalinizadora totalmente obsoleta, herencia del gobierno del ex mandatario Fernando Lugo, que costó USD 3 millones. La primera planta fue inaugurada en el 2010 en Villa Choferes del Chaco, al respecto en su momento fue denunciado el ex ministro de la SEN Camilo Soares por lesión de confianza.
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La gran ausente de la reunión fue la Secretaria de Emergencia Nacional (SEN), la cual fue invitada por diferentes medios a participar tanto de forma presencial como virtual y finalmente no envió ningún representante ni dio razón.