“La misión del párroco es servir a los demás, predicando el evangelio no solo en el altar, sino llegar con las acciones de servicio y caridad a la vida concreta de las personas. Se debe compartir con las personas, ya que esa es la misión principal de un sacerdote”, dijo el religioso.
El sacerdote comenzó a visitar poblaciones alejadas de Bahía Negra, entre ellas el destacamento militar de Lagerenza, buscando convivir con la realidad de sus feligreses.
El padre Mare dijo que le llamó poderosamente la atención la lamentable y triste situación de siete familias que sobreviven abandonadas por sus autoridades en la pequeña localidad de Sierra León, casi en la frontera con Bolivia.
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El pa’í Amandus dijo que en su comunidad se vive dos realidades diferentes en relación al factor socioeconómico: por un lado, la población latina, y por el otro, las comunidades nativas, integradas por los pueblos Ishir, donde por lo general se carece de los servicios sociales básicos.
Finalmente, el sacerdote mencionó que su principal compromiso es luchar junto con sus fieles en busca de mejorar la calidad de vida no solo en el aspecto espiritual, sino por sobre todas las cosas en su realidad cotidiana.