Laureles celebró la su 35ª edición de la Fiesta de la Tradición y Folklore Laureleña, reuniendo a más de 3.000 personas provenientes de diferentes puntos del país y del extranjero. Ciudadanos de Laureles, residentes en diversas partes del mundo, regresaron a su tierra natal para ser parte de este evento que rinde homenaje a las tradiciones ganaderas y culturales de la localidad.
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Desde 1990, cada mes de enero, Laureles organiza esta festividad, coincidiendo con el aniversario fundacional de la ciudad, que será recordado el próximo 23 de enero. Laureles fue fundada en 1790 por el entonces gobernador Joaquín de Alós y Brú, y es considerada una de las comunidades más antiguas de Ñeembucú, así como un guardián de las tradiciones del departamento.
Con 235 años de historia, Laureles conserva su arquitectura colonial, especialmente los corredores alrededor de la plaza central y su iglesia, construida en 1791, que permanece como una reliquia histórica. Sin embargo, la lejanía y la falta de infraestructura vial han obligado a muchas familias a emigrar en busca de mejores oportunidades, principalmente hacia Argentina.
Un llamado a las autoridades
A lo largo de su historia, Laureles ha sido relegada por los gobiernos nacionales, permaneciendo fuera de las prioridades de desarrollo. Los caminos intransitables siguen siendo un problema, incluso décadas después. “Es decepcionante ver que, volver después de 40 años y las rutas están en las mismas condiciones de cuando nos fuimo”, manifestaron algunos retornados durante la festividad.
Pese a contar con figuras como el actual vicepresidente de la República, Pedro Alliana, oriundo del departamento, no hay señales de que Laureles sea incluido en los planes de mejora de conectividad vial de manera inmediata.
Fiesta y tradición
A lo largo de tres días, la comunidad de Laureles celebró con espectáculos de festivales, corridas de toros, jineteadas y bailes populares. Además, los visitantes pudieron degustar lo mejor de la gastronomía local, como el asado, la sopa paraguaya y el batiburrillo.
A pesar del intenso calor y las condiciones adversas de los caminos, muchas personas se aventuraron a disfrutar de esta festividad en un entorno lleno de vegetación y aire puro, rodeado por el imponente arroyo Piraguazú.
Sin embargo, este arroyo también enfrenta amenazas debido a la expansión del cultivo de arroz en la zona, un modelo de agronegocio que está desplazando a las comunidades rurales y aumentando el cinturón de pobreza en ciudades como Pilar y Alberdi.
La Fiesta de la Tradición y Folklore Laureleña, se consolida como un evento que no solo celebra la cultura, sino que también pone en evidencia las necesidades de una comunidad que lucha por mantenerse fiel a sus raíces mientras enfrenta los desafíos del progreso.