La celebración del centenario del natalicio de Chiquitunga no solo fue un evento religioso, sino también un momento de reflexión y renovación espiritual para miles de paraguayos. En Villarrica, la tierra que la vio nacer, la figura de María Felicia Guggiari Echeverría sigue siendo un símbolo de fe, amor y entrega al servicio de los demás. Su vida, marcada por la sencillez y el compromiso con los valores cristianos, continúa siendo fuente de inspiración para quienes buscan en ella un ejemplo de santidad en la vida cotidiana.
El acto central fue una emotiva misa de acción de gracias, celebrada en la catedral de Villarrica, donde autoridades y cientos de fieles se congregaron desde esta tarde. La ceremonia contó con la presencia de obispos, sacerdotes y religiosos provenientes de diferentes diócesis del país, así como de delegaciones de devotos que llegaron desde otros departamentos. La Reliquia Peregrina de Chiquitunga, símbolo de su presencia espiritual, fue colocada en un lugar de honor durante la eucaristía, permitiendo a los asistentes acercarse a venerarla.
El Nuncio Apostólico en Paraguay, monseñor Vincenzo Turturro, quien presidió la misa, destacó la importancia del legado de Chiquitunga, recordando su ejemplo de amor, humildad y fe inquebrantable. “Desde su nacimiento María Felicia fue presencia luminosa y amorosa de la misericordia de Dios, en cada momento de su vida quiso buscar el amor para ofrecérselo al señor. Esto es una poderosa invitación, sobre todo para los jóvenes de nuestro país”, expresó.
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Actividades de fe y gratitud
La celebración no se limitó a la misa. Durante toda la semana, Villarrica fue escenario de actividades que recordaron la vida y obra de Chiquitunga. Visitas de servicio y conferencias sobre su legado permitieron a los fieles conocer más sobre la beata. Además, grupos de jóvenes realizaron actividades solidarias en su honor, como visitas al Hospital Regional de la ciudad y el Hogar de Ancianos, llevando un mensaje de esperanza inspirado en su ejemplo.
El sábado, una procesión recorrió las principales calles de la ciudad, encabezada por la Reliquia Peregrina. Los fieles, portando velas y cantando himnos, acompañaron la imagen en un recorrido que simbolizó la luz y el amor que Chiquitunga irradió durante su vida. La jornada concluyó con un concierto de música sacra en la plaza central, donde artistas locales rindieron homenaje a la beata a través de canciones dedicadas a su memoria, esperando la llegada del centenario.
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El legado de Chiquitunga
Nacida el 12 de enero de 1925 en Villarrica, María Felicia Guggiari Echeverría creció en una familia profundamente religiosa. Desde temprana edad, destacó por su sensibilidad hacia los más necesitados, dedicando su juventud a las actividades de la Acción Católica, donde trabajó incansablemente por los jóvenes y los pobres.
En 1955, tomó la decisión de consagrar su vida a Dios e ingresó al Carmelo Descalzo en Asunción, adoptando el nombre de María Felicia de Jesús Sacramentado. Durante su vida en el convento, se destacó por su alegría, humildad y profunda devoción a la Eucaristía.
Su vida, aunque breve, dejó un impacto duradero. Falleció el 28 de abril de 1959 a los 34 años, dejando un testimonio de amor incondicional a Dios y al prójimo. En 2018, fue beatificada por el Papa Francisco, en un acto que llenó de júbilo a toda la nación paraguaya.