Desde 1992, el artista Delfín Roque Ruiz Pérez, más conocido como “Koki”, impulsó con Tañarandy una celebración religiosa que se convirtió en una de las más importantes de todo el país. Falleció a los 67 años y dedicó su vida al arte, la cultura, la religiosidad y el pueblo.
Gracias a su enorme trabajo y el de cientos de personas que colaboran en las obras y las representaciones artísticas, miles de personas viajan cada Semana Santa hasta San Ignacio Guazú, Misiones.
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Allí, en la tradicional Barraca, impulsó lo que se conoce como “arte social“, dedicado a la Pasión y Muerte. Cada año, se lleva a cabo una procesión y cuadros vivientes del Barroco, utilizando elementos tradicionales y con los icónicos retablos diseñados por Koki y una gran cantidad de artistas nacionales, uniendo la cultura guaraní y la religiosidad.
Para sus retablos Koki siempre utilizó elementos de la naturaleza, como maíz, coco y maní, por ejemplo. Para el montaje, toda la comunidad se une desde meses antes de la Semana Santa, para poder terminar a tiempo.
Koki nació en San Ignacio y con su carrera artística impulsó a toda la comunidad. Los pobladores impulsaron comercios turísticos y se desarrollaron hospedajes para albergar a los visitantes cada Semana Santa
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La obra más importante de su vida
Durante décadas, Koki dedicó su vida al arte religioso. En el 2015, preparó el retablo del altar para la misa central de la visita del Papa Francisco.
En esa obra, unió la historia jesuítica con el simbolismo popular. El retablo fue expuesto en la Fuerza Aérea de Ñu Guasu, tenía 40 metros de ancho y 17 de alto. Para su elaboración, se utilizaron espigas de maíz, coco natural, calabaza, semillas y todo tipo de productos del campo.
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Así también, en el 2018, realizó lo que él mismo denominó la “obra más importante de su vida“: El retablo de Chiquitunga, con 70.000 rosarios.
Durante muchos meses, recolectó los rosarios donados por los fieles de todo el mundo. La obra fue terminada en seis meses y estuvo expuesta en Ciudad del Este, en agosto de ese año. Ese retablo lució en el día de la beatificación de Chiquitunga, la primera beata paraguaya.
Cuando le propusieron que se encargara de la obra, Ruiz leyó libros e investigó sobre la monja carmelita. El artista dijo que le “tocó profundamente” la vida de la beata. “Esta es la obra más maravillosa de mi vida”, expresó en entrevistas brindadas en esas fechas.
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Pintor y promotor cultural
Pero Koki no solo trabajó para Tañarandy como el principal promotor cultural de la ciudad, sino que también plasmó su creatividad en el lienzo. Fue pintor autodidacta y durante su carrera experimentó con elementos de la naturaleza, sustituyendo los pinceles también usó los dedos.
En 1977 obtuvo el Primer Premio Artista Joven, en el Bosque de los Artistas, de Asunción, y en 1979 le otorgaron el Primer Premio en Dibujo, en el “Salón del Humor“ Diario La Tribuna.
En 1985, realizó su primera muestra individual, “Cosecheros de algodón“, en la Galería Propuestas, Asunción. Llegó a viajar a varios países llevando su arte.
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Aproximadamente desde ese año y durante mucho tiempo, realizó muestras individuales en distintas galerías del país y el extranjero.
Llegó a ser condecorado con la Orden Nacional al Mérito en el grado de “Gran Cruz“, máximo reconocimiento del Estado Paraguayo. Sin duda, su legado más grande es la tradicional Semana Santa en Tañarandy, pero hoy el país perdió no solo un artista conocido por su talento, sino también por sus obras sociales y su trabajo por y para la gente.