Con los avatares que le tocó vivir, ahora ña Obdulia Fernández viuda de Jara se dedica a ser feliz, y como parte de esa elección, cada año se enfoca en preparar su tradicional pesebre. Al finalizar la fiesta de la Virgen de Caacupé, junto con sus seis hijos, emprenden la tarea de montar el lugar donde nacerá Jesús.
Doña Obdulia nos recibió en su casa, con mucha elegancia, vestida de color azul y zapatos de charol. Lista para la entrevista, comentó que desde hace años prepara el pesebre más grande de Reducto, e incluso se atrevió a decir que es el más grande de toda la ciudad.
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Su pesebre, a diferencia de otros, tiene varios reyes, un detalle que resulta de los cambios de juguetes a lo largo de los años. Doña Obdulia menciona que no desperdicia ninguna pieza, porque cada una tiene un espacio dentro de la casita.
“Los preparativos empiezan luego de la fiesta de la Virgen de Caacupé. Primero tenemos que armar la casa. Mi pesebre lo preparo debajo de una planta de kokû, que enraizó en una de las ocasiones en que usé su rama para montar mi pesebre”, comenta doña Obdulia.
“Yo trabajo más de mañana, aprovecho el fresco de la mañana. Y mis hijos, que son seis, trabajan de tarde. Ellos hacen el trabajo más pesado. Ellos saben que es una tradición hacer el pesebre y que debemos poner cada año”, cuenta.
Menciona que cada una de las piezas tiene su historia. Uno de ellos, recuerda, es un regalo de su hijo, quien la acompañaba a vender remedio tuyo en el Mercado 4; su hijo le regaló cuatro esferas, de las cuales ya solo quedan dos. “Esas esferas tienen 45 años. Además, tengo un niño Dios de España, que me trajo mi hija, porque los juguetes son grandes y yo quería que el Niño también sea grande”, explica doña Obdulia.
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Ella, junto con sus hijos, nietos y bisnietos, preparará, como todos los años, el famoso clericó para convidar a los vecinos. Quienes quieran pasar a visitarlos en la previa de la Nochebuena o pasada la 00:00, pueden llegar hasta su vivienda, ubicada sobre la calle Bosques del Paraguay casi Avda. De la Victoria, para contemplar el grandioso trabajo que realizan para armar el pesebre más grande de Reducto.