El docente y propietario de la vivienda donde los monos se instalaron, Carlos Centurión, explicó que no se encontraba en su casa en ese momento, pero fue testigo del curioso comportamiento de los primates. Relató que los monos llegaron saltando de árbol en árbol hasta detenerse en uno que tenía frutos, lo que les resultó atractivo. Allí, comenzaron a alimentarse tranquilamente.
El dueño de casa mencionó que los animales permanecieron en el árbol por un tiempo considerable, comiendo varias frutas antes de quedarse dormidos en la misma rama. Centurión destacó que los monos no bajaron del árbol, lo que, según él, elimina el riesgo de que los perros de la zona puedan alcanzarlos.
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A pesar de la curiosidad de la situación, aclaró que su vivienda está alejada de los humedales del lago Ypoá y del arroyo Caañabé, áreas donde podrían ser su hábitat. Sin embargo, no descartó la posibilidad de que los monos hayan escapado de alguna familia que los tenía como mascotas.
El docente, por su parte, decidió no alertar a las autoridades, ya que considera que los monos conocen su hábitat natural y en algún momento se irán por su cuenta.