El artista Francisco Centurión Amarilla, más conocido como “Franky”, dejó el mundo terrenal en la tarde del lunes tras haber soportado una larga enfermedad, que se intensificó en las últimas semanas, según comentaron sus familiares.
Sus restos fueron velados en el salón velatorio Divino Niño Jesús de Itauguá. El responso se realizó en la iglesia Nuestra Señora del Rosario. Al lugar acudió una gran cantidad de personas que fue a dar el último adiós al querido músico.
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Franky fue despedido con un sinnúmero de canciones por parte de sus amigos, quienes fueron hasta el salón velatorio, y luego continuaron en la Iglesia para compartir por última vez con el gran maestro.
El músico se ganó el respeto de la comunidad, y hasta de las autoridades locales. Las coronas de flores inundaron el espacio del velatorio, incluso, el intendente de la ciudad, Horacio Fernández (ANR), envió una corona en nombre del municipio.
Durante el responso por el eterno descanso del alma de Francisco Centurión Amarilla “Franky”, el laico Guillermo González, manifestó a los familiares, amigos, y allegados que el cuerpo y alma ya descansa.
En otro momento, González se dirigió a sus familiares para que puedan encontrar resignación a tan profunda pérdida. “Franky fue un extraordinario músico que representó a la ciudad del “Ñandutí” en todo el territorio nacional. “Él hizo mucho por la ciudad de Itauguá”, refirió.
Sus hijos, Elio y Adán Centurión, recordaron a su padre como un hombre cariñoso, e inefable. “Tuvo muchos amigos. Ni siquiera nosotros creemos todas las personas que llegaron hasta él para despedirse. “Fue una persona muy buena con todos, y siempre buscó hacer el bien a los demás”, lo recordó su hijo Elio.
El exitoso músico, compositor e, interprete Itaugüeño, formó los grupos artísticos “Los Tres Ángeles”, “Equipo Electrónico 79″, “Grupo Surgente”, e integrante del coro parroquial. Fue ganador en dos oportunidades del Ñandutí de Oro, durante el Festival Nacional del Ñandutí.
Sus amigos, y familiares, lo recuerda con mucho anhelo. Sin duda alguna dejó un legado inigualable. Falleció a los 81 años, el lunes, en su natal Itauguá; deja una viuda, quien se mantuvo firme a lado de sus dos hijos y nietos, quienes lloran su partida a la eternidad.