Monseñor Ricardo Valenzuela ofició la misa dominical de las 7:00 en el santuario de la capital espiritual. En su prédica indicó que la Iglesia reafirma con seguridad y firmeza la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio.

“La dignidad del matrimonio y su estabilidad por su trascendencia que tiene en la familia, en los hijos y en la misma sociedad, es uno de los temas que más nosotros tenemos que defender. Tenemos que ayudar a que muchos entiendan y comprendan. que la salud moral de los pueblos está muy ligada al buen estado de los matrimonios. Cuando el matrimonio se corrompe, bien, podemos decir que la sociedad está enferma. Es más, podemos decir que está gravemente enferma”, resaltó monseñor.

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Hay que rezar

En otro momento de su alocución, monseñor añadió que tenemos que tener la urgencia de rezar con más frecuencia y de velar por las familias.

“Muchas veces los mismos escándalos que se dan sobre los matrimonios desgraciadamente se producen y se divulgan, y eso es una ocasión para hacer una buena doctrina para ayudarse entre todos”, agregó.

“A través del matrimonio, que es la misma vida divina, se está comunicando esto a los esposos, lo que les sostiene la hora perfecta, perfeccionando mutuamente el uno con el otro, que se tienen que animar desde el momento del bautismo para que entre esto en el alma del hijo”, explicó monseñor.

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¿Qué significa el matrimonio?

El obispo también hizo énfasis en que el matrimonio significa iniciar juntos una vida nueva que ha de caminar en compañía de Dios.

“El Señor mismo les ha llamado para que vayan a él por este camino, el matrimonio. Pues esto es una auténtica vocación sobrenatural, es el sacramento grande en Cristo. Es un signo sagrado que santifica la acción de Jesús que invade en el alma de los que se casan y les invita a seguir transformando toda la vida matrimonial en un andar, en un caminar divino sobre la tierra”, dijo monseñor.

En la jornada se tuvo una importante concurrencia de delegaciones como el Movimiento familiar cristiano, feligreses de Areguá, Itá, Nueva Italia, Luque, Pilar y Ciudad del Este.

La animación de canciones religiosas estuvo a cargo del coro permanente de la Basílica de Caacupé.