Las parroquias del departamento de Ñeembucú emitieron un comunicado en el que solicitaron a las autoridades nacionales que pongan fin, de forma inmediata, al agresivo modo de pesca en los ríos y a la intervención de los humedales en el departamento de Ñeembucú, violando leyes ambientales, constitucionales e internacionales.
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El comunicado fue presentado por los sacerdotes Pedro Olmedo, de la parroquia San José Artesano, e Ismael Obregón, de la parroquia San Blas de la ciudad de Pilar. Ambos estuvieron acompañados por representantes de la Unión de Organizaciones Ciudadanas de Ñeembucú “Salvemos los Humedales” (UOCÑ).
Ante los recientes hechos denunciados por pobladores de Villa Oliva y Villa Franca sobre el avance de las empresas arroceras en el departamento, que supuestamente están destruyendo los humedales de Ñeembucú y afectando gravemente el ecosistema de la región, los sacerdotes emitieron un comunicado pidiendo a las autoridades y a las instituciones públicas que frenen el daño ambiental en la zona.
El sacerdote Pedro Olmedo señaló: “No podemos ser indiferentes ante una verdadera catástrofe. Esta catástrofe es provocada por la construcción de canales y terraplenes, la deforestación, la quema indiscriminada de bosques nativos y la fumigación con agrotóxicos que envenenan nuestras aguas dulces, el suelo y el aire, en perjuicio de la biodiversidad”.
Un llamado para defender los humedales
Por su parte, el sacerdote Ismael Obregón hizo un llamado a la unidad en defensa de los humedales: “El desafío ambiental que enfrentamos y la necesidad de fomentar una mayor conciencia ecológica son urgentes. La conciencia ecológica es una forma de cuidar el mundo que nos rodea. Al unirnos en este esfuerzo, no solo protegemos nuestros humedales, sino que también contribuimos a un cambio hacia una cultura más sostenible y respetuosa con nuestra madre Tierra”.
En el comunicado, los sacerdotes critican a instituciones como el Mades y el Infona, así como a las autoridades nacionales, regionales y locales, por no cumplir con su deber de preservar los humedales de Ñeembucú. “Estamos llamados a movilizarnos para defender nuestro departamento”, expresaron.
Además, instaron a la ciudadanía a involucrarse: “La crisis ecológica es un llamado a un cambio profundo en la forma en que vivimos. Esta situación refleja cómo la irresponsabilidad humana y la búsqueda desmedida de lucro, como en el caso del agronegocio, contribuyen de manera significativa a la crisis que enfrentamos”.
El comunicado concluye con un exhorto para buscar un diálogo sincero: “Nos ponemos de pie para protestar por esta situación. Convocamos a todos los sectores a un diálogo sincero en la búsqueda de un modelo económico y socialmente sustentable. Este diálogo debe incluir a las autoridades municipales y departamentales, así como a los afectados y desplazados por la imposición de un sistema económico injusto”, finaliza el comunicado.
En Argentina piden investigar impacto de arrozales
La Dirección de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Formosa requirió al secretario de Turismo, Ambiente y Deportes de la Nación, Daniel Osvaldo Scioli, y a la subsecretaria de Ambiente, Ana María Vidal de Lamas, que impulsen las acciones y gestiones necesarias dentro de sus competencias con el objetivo de investigar, determinar y cuantificar los impactos negativos de las numerosas arroceras ubicadas especialmente en el departamento de Ñeembucú y otros de la República del Paraguay.
Añade que desde hace meses vienen quitando agua cruda del río Paraguay mediante potentes motobombas que, posteriormente, son destinadas al riego y mantenimiento de los sembradíos de arroz.
Agrega que, además, abrieron importantes canales de unos 20 metros de ancho que transportan millones de litros de agua del río, con el agravante de que luego es devuelta con residuos tóxicos (fertilizantes), afectando de esa manera a todas las poblaciones y usuarios que se ubican aguas abajo”.
Resalta que el río Paraguay nace en Brasil, pasa por Bolivia, cruza Paraguay y desemboca en Argentina, constituyéndose en uno de los principales cauces de agua de Sudamérica y un importante corredor de la hidrovía Paraguay-Paraná, que se extiende por más de 3.400 kilómetros y conecta la producción de Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay con el Océano Atlántico.