De acuerdo a lo señalado por el presidente de la empresa “Microplan”, Richard Splangger, el nueve de septiembre pasado unas ocho personas ingresaron a lugar, destruyeron unas 60 hectáreas de avena orgánica destinada al mercado consumidor brasileño y en su lugar plantaron soja transgénica. También talaron unas cuatro hectáreas de eucaliptos plantados por la empresa y usaron la madera para construir un galpón improvisado y un puente sobre un arroyo que bordea la propiedad.
No pudieron identificar a las personas, porque durante una inspección policial dispuesta por el Ministerio Público los desconocidos abandonaron el sitio, para reingresar luego de que se hayan retirado los uniformados. Esta mañana, una dotación de más de 40 efectivos policiales, encabezado por el fiscal Éver Willians, de la unidad penal número 1 de Encarnación, realizó una intervención en el sitio con el objetivo de restituir la posesión al propietario.
Los ocupantes habían abandonado el lugar, por lo que se dispuso la custodia del inmueble para evitar una nueva invasión. Los propietarios destruyeron el galpón improvisado e iniciaron labores de preparación de suelo.
Antecedentes
De acuerdo a lo referido por el presidente de “Microplan”, en mayo pasado le contactó desde un teléfono desconocido una persona que se identificó como el señor Adaro, de Yuty. “Me dijo que la empresa está plantando en su tierra, y que iba a poner su gente en el lugar, prohibir la entrada de la empresa y alambraría todo el sector”. Anterior a esta comunicación, otra persona, a quien solamente se le conoce como Casagrande, le había contactado para decirle que va a plantar en esas tierras, que va a comprar de Adaro, añadió.
El pasado nueve de septiembre –prosiguió– unas ocho personas armadas ingresaron al inmueble. Ante la denuncia y por disposición fiscal, una comitiva policial se presentó en el lugar para identificar a los extraños, pero estos, luego de efectuar un disparo de fusil intimidatorio, abandonaron el sitio e ingresaron a un campo vecino, por lo que no pudieron ser individualizados.
El miércoles a la noche empezaron a plantar soja transgénica en el lugar donde estaba la avena orgánica. La pérdida provocada es de unos US$ 40.000 solamente en avena destruida, sin contar con las semillas y las labores agrícolas. Fueron unos 120.000 kilos de avena que debían ser exportados a Brasil, refirió.
El daño no se limitó a la pérdida del producto, sino que rociaron el cultivo con material secante antes de arrasar con arados para cultivar la soja transgénica, con lo que esa área de siembra perdió la condición de zona apta para cultivos orgánicos, con certificación de los importadores. “Ahora tendremos que esperar al menos dos años para recuperar la categoría de productor orgánico, porque utilizaron herbicidas en el lugar”, puntualizó.
El empresario señaló que su familia se instaló en el 2008 en el lugar, atendiendo al llamado de gobiernos anteriores de invertir en Paraguay, pero ante la experiencia que le toca vivir dijo que quiere “hacer una advertencia a los inversionistas que vienen a Paraguay, a que tengan mucho cuidado, porque en un tiempo corto pueden perder todo si no tienen los recursos para defender sus derechos”, expresó.
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Una mafia
El directivo señaló que la compañía cultiva en la zona desde el 24 de mayo de 2008, y tiene correctamente los títulos de propiedad, pero son víctimas de “una mafia que utiliza documentos falsos y agrega documentos falsos para molestar e intimidar”.
Con un simple contrato privado generan una situación procesal, mientras tanto cultivan y cosechan, robando a la empresa su derecho a trabajar su tierra, se quejó. Ahora no saben contra quién dirigir una demanda civil por los daños provocados, porque no tienen identificado al responsable de los hechos.