Si bien se considera en general que la juventud es la etapa más feliz de la vida, el joven paraguayo está lejos de desarrollar el auténtico bienestar.
Y esto lo corroboran los profesionales. El licenciado Ramón Servín, sicólogo clínico, contó que el acceso a servicios básicos de salud, educación, alimentación y el clima familiar no ideal son factores que condicionan la vida de las personas jóvenes, impidiéndoles alcanzar la felicidad plena.
Lo más preocupante es que la resolución de estas carencias no está en manos de los afectados, sino de un Estado ausente, que abandona a su suerte las enormes necesidades.
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El choque con la realidad precaria comienza en la más temprana edad, cuando el joven paraguayo termina el colegio, y se encuentra con muy pocas opciones de trabajo, describe el profesional.
Una vez que se llega a encontrar, el trabajo está muy precarizado y las ofertas educativas descansan en una lógica más enfocada en el lucro del patrón que en el joven.
Una sociedad que no protege
Así, salen los jóvenes a enfrentar la vida en una sociedad que no los protege, y, poco a poco, la salud mental se va afectando.
En este punto entra a tallar el consumo tecnológico y la información negativa o “ideal”, que deprime al paraguayo joven haciéndole pensar que otros alcanzan una calidad de vida a la que él aspira, pero no puede llegar.
En ese sentido, las redes sociales como Instagram, Tik Tok, que deberían ser espacios de socialización, ganan fuerza, pero en forma negativa, exponiendo a los jóvenes a falsas creencias alimentadas por prejuicios que terminan afectando la salud mental de las personas.
Los jóvenes que son un poco más formados intelectualmente quizá tengan el disernimiento para no caer en el desánimo ante lo aspiracional, pero las mentes vulnerables se ven muy afectadas, mientras mayor sea la cantidad de horas que pasan frente a la pantalla, detalló el experto.
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Redes sociales para evadir la realidad
El uso de las redes sociales también suele ser una estrategia que utiliza el joven paraguayo para evadir un contexto hostil, y evitar pensar en la angustia e incluso en el hambre.
Así, estos espacios en la internet se convierten en un escape de las emociones negativas.
En cuanto a los factores de autocuidado ante el estrés y el sufrimiento sicológico, para el profesional es ideal que los jóvenes desarrollen habilidades para manejar sus emociones y pensamientos.
Pero para lograr esto es necesario un capital económico, cultural, así como la disponibilidad de una red comunitaria de familia y amistades.
Todos los factores antes mencionados son los que ayudarían al joven paraguayo a tener una mayor facilidad de vida y bienestar sicológico.
No guiarse por “lo hegemónico”
Una recomendación importante del profesional es evitar dejarse llevar por “lo hegemónico”, que nos muestran las redes sociales en cuanto a la belleza y el discurso, ya que estos muchas veces son violentos y excluyentes.
Si el joven tiene vulnerabilidad sicológica, autoestima baja o poca capacidad de reflexión, probablemente tendrá algunos problemas sicológicos.
Si bien el profesional mostró una visión positiva en cuanto a la posibilidad de que los jóvenes mejoren su calidad de vida, también reconoció que muy poco de la solución está en manos de este grupo etario.
Existen elementos condicionantes desde el nacimiento, como el sitio social que le toca ocupar al joven, la familia en la que nació, ciertos privilegios, situación política y económica del país, entre otros factores.
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Predisposición a trastornos de la personalidad
Con respecto a los trastornos de personalidad que este sector de la población pueda llegar a desarrollar, el experto explicó que todas las personas tenemos alguna configuración de personalidad, y estamos expuestas a factores como actitudes, autoestima, etc.
Que estas características se conviertan o no en un trastorno, y que se genere o no un problema en ámbitos de la vida, depende de todos los factores descritos, pero lo más probable es que en algún momento nuestro tipo de personalidad nos genere inconvenientes, ya que coexiste con problemas de ansiedad, depresión, entre otros.
Solo si estos problemas se tratan en terapia, y junto con el profesional se logra que los síntomas negativos bajen, pueden llegar a descubrirse los rasgos de la personalidad.