Vientos del sur mejoran la calidad del aire en Pilar, pero la lluvia aún es esperada

PILAR. Los vientos del sur contribuyeron a limpiar el aire en Pilar, luego de días de mala calidad debido al humo proveniente de incendios en el norte de este departamento y del Chaco, Bolivia y Brasil. Sin embargo, las lluvias pronosticadas no llegaron y la población sigue a la espera de las precipitaciones que aliviaría la sequía y mejorarían la situación de los ríos Paraguay y Paraná.

El incendio de los campos es una mala práctica en los campos de Ñeembucú que perjudica la calidad del aire.
audima

El sur del departamento del Ñeembucú no registró lluvias este jueves, pero los vientos del sector sur mejoraron la calidad del aire que afectaba la zona desde hace varios días, provenientes de la zona norte del duodécimo departamento, del Chaco, Brasil y Bolivia. Aunque se anunciaron lluvias, no se concretaron en la zona.

Según datos proporcionados por Jorge Acosta, meteorólogo del aeropuerto Carlos Miguel Jiménez de Pilar, el sur del departamento no recibió las lluvias esperadas. Aclaró, no obstante, que los vientos del sur mejoraron la calidad del aire.

“Solo cayeron unas gotas en la ciudad de Pilar, pero la calidad del aire mejoró con la entrada del viento sur”, señaló Acosta. Agregó que aún se espera que las lluvias lleguen entre la noche de este jueves y el viernes.

Desde la semana pasada, el departamento de Ñeembucú también estuvo cubierto de humo debido a incendios en Brasil, Bolivia y partes del Chaco paraguayo, lo que empeoró la calidad del aire en toda la zona.

Expectativa por las lluvias

En la zona sur del departamento la llegada de la lluvia es esperada con gran expectativa, ya que se busca recargar los ríos Paraguay y Paraná. La bajante de los ríos ha causado escasez de pescado, lo que preocupa a los pescadores locales.

El nivel del río Paraguay descendió a 0,39 metros, superando el récord histórico del 6 de octubre de 1944, cuando marcó 0,49 metros.

Navegación complicada

Hasta la fecha, las embarcaciones siguen navegando aguas abajo, aunque ya con dificultades en algunos puntos. Los remolcadores deben fraccionar sus cargas, lo que implica un trabajo doble y viajes más lentos hacia los puertos de Buenos Aires (Argentina) y Montevideo (Uruguay).

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