Poco después de las 7:30 de este lunes se inició el juicio oral en el marco de la causa caratulada como “Vicente Ignacio Chase Lauseker y otros s/ Ley N° 1340 (Ley N° 6379 Crimen Organizado)”, dentro del caso conocido como Chacal, a cargo del Tribunal Colegiado de Sentencia presidido por la jueza Inés Galarza e integrado por sus colegas Pablino Barreto y Juan Alberto Dávalos.
En la primera jornada de juzgamiento, los magistrados rechazaron los incidentes planteados por las distintas defensas. Así también programaron la continuación del debate público para el lunes 2 de setiembre, a las 7:30, en la etapa de producción de pruebas.
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El Ministerio Público está representado en este caso por los fiscales Luis Said y Cristian Ortiz, de la Unidad Especializada en Lucha contra el Narcotráfico y Crimen Organizado, quienes sostienen la acusación presentada en 2022 por el entonces fiscal Isaac Ferreira.
Los demás acusados
Junto a Armando Javier Rotela, actualmente preso en el penal de máxima seguridad de Emboscada, están siendo juzgados Vicente Ignacio Chase Lauseker (40), alias Peko o Petiso, su pareja Carmen Carolina Ortiz Figueredo (32); Christian Mario Martínez Medina (30); Juan Javier Rodas Román (40), alias Picholi; Fredy Magdaleno Pérez Montiel (32); Carlos Damián Fernández González (32), alias Tingui; y Ronald Herminio Cantero Ibáñez (34).
En tanto, que otra de las acusadas en el caso Juana Isabel Cabrera González (36), alias Chila, pareja de Juan Rodas, se encuentra en rebeldía.
Todos los procesados en el caso denominado Chacal, participaron del juicio a través de medios telemáticos, desde sus respectivos lugares de reclusión. Esta disposición se asumió en atención a que son personas consideradas de alto perfil en cuanto a su peligrosidad.
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Operaba pese a estar preso
El caso Chacal se inició en enero de 2021 con interceptaciones de llamadas telefónicas, bajo autorización judicial. Los procedimientos fueron realizados por inteligencia del Departamento Antinarcóticos de la Policía, mediante el cual se obtuvo información relevante sobre las funciones y miembros del grupo criminal.
Así se supo que Armando Javier Rotela era el principal elemento de la logística del grupo, por ser el líder. Se tuvo la información que “seguiría operando de forma continua en el tráfico y comercialización de sustancias tanto dentro como fuera del penal”.
Además, se obtuvieron datos sobre que él “tendría la colaboración de guardiacárceles o agentes penitenciarios, quienes facilitarían la introducción de sustancias, entregadas por terceros en lugares coordinados anteriormente”, además también los custodios colaborarían con la introducción de armas de fuego y sus municiones a cambio de beneficios.
Incluso, los guardiacárceles habrían recibido órdenes de Rotela para no registrar en los libros de visita los datos de visitantes que recibían él y los demás miembros de la estructura.
Guardiacárcel era cómplice
El 2 de setiembre, ante la plena identificación de los miembros y las sospechas sobre sus operaciones, agentes de Antinarcóticos montaron guardia frente a la casa de barrio Obrero, de donde salieron Vicente Chase y su pareja Carmen Ortiz, como copiloto y conductora, respectivamente en un Toyota Spacio. Chase llevaba una mochila negra con él.
El auto fue seguido hasta Estados Unidos y 4ª Proyectada, donde se detuvo el vehículo y del mismo bajó Chase, para subir a una camioneta Kia Sportage. Minutos después volvió a bajar de este vehículo.
Una vez que inició recorrido, los antidrogas siguieron la camioneta Kia y la interceptaron entre Parapití y Manuel Ortiz Guerrero. Ahí se identificó a Christian Mario Martínez Medina, agente de Tacumbú. En su poder se halló la mochila con 2 kilos de cocaína y otros 2 kilos de crack.
Martínez, así fue identificado como operador y encargado del traslado e introducción de sustancias ilícitas solicitadas por Rotela.
Esto derivó en una llamada entre Armando Rotela y Juan Rodas, en la que el líder le pidió que avise a Chase y le instruya para desaparecer su celular.